Las medidas de prevención deben basarse en sistemas de control y vigilancia para evitar cualquier contacto entre la fauna salvaje y las aves de corral, o al menos tenerlo bajo control.
Por ejemplo, los productores de aves de corral deben garantizar que las cercas de los gallineros y los contenedores donde beben sus animales no están contaminados por las aves salvajes. Y cuando esto no sea posible, garantizar que el agua que beben es segura, aplicándoles el tratamiento adecuado para ello.
La experiencia demuestra que ésta ha sido una buena estrategia y que no es necesario un sacrificio indiscriminado de aves salvajes, afirmó la FAO.
La FAO pidió cautela y vigilancia a los propietarios avícolas, y muy especialmente a los pequeños productores de pollos de corral. La FAO les aconsejó:
levantar cercas para separar las aves domésticas de las salvajes;
separar a las aves acuáticas de las de corral en aquellos casos en los que las aves acuáticas domésticas tengan acceso al mismo agua que las aves salvajes;
estar atentos a los síntomas de influenza aviar en las aves e informar a las autoridades veterinarias encargadas de cualquier síntoma sospechoso.
Los productores avícolas a gran escala deberían aplicar medidas de bioseguridad adecuadas como:
mantener severos controles sobre toda presencia externa a las granjas y, en todo caso, extremar las medidas higiénicas para reducir al mínimo la difusión de la enfermedad;
asegurarse de que los gallineros no permiten el contacto con aves externas con el fin de evitar cualquier contacto con la fauna salvaje, especialmente en el caso de aves acuáticas y de pollos;
llevar una contabilidad precisa de la producción e informar sobre eventuales reducciones repentinas;
asegurarse de que todas las aves enfermas o que han perecido pasan por el control de un laboratorio veterinario reconocido y que las muestras son enviadas a laboratorios regionales para su análisis.
La cría de pollos en las cercanías de humedales o en zonas en las que existe una población de aves acuáticas puede conllevar un riesgo mayor por lo que se aconseja extremar las medidas de vigilancia.
«Buenas medidas de bioseguridad son esenciales para abordar esta crisis. Si conseguimos entender cuándo, cómo y dónde migran las aves salvajes estaremos mejor preparados para saber cuándo hay que estar más alerta y aplicar mejores medidas de vigilancia», explicó la FAO.
FAO