FAO: ‘Para erradicar el opio en Afganistán hay que potenciar la agricultura’

La lucha contra la producción opiácea en Afganistán debe basarse en la aplicación de la ley y el restablecimiento de la agricultura, declaró la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en vísperas de una conferencia internacional de donantes que se celebra en Berlín.

La FAO solicitó 60 millones de dólares que se destinarán al sector agrario en Afganistán el año próximo y cubrirán la producción de cultivos y multiplicación de semillas, el riego, el control de las enfermedades animales, la protección de las plantas, la horticultura, la educación nutricional y la construcción de capacidades locales.

Con una parte de los fondos del programa, en torno a unos 25, 5 millones de dólares, se financiarán proyectos de desarrollo agrario a lo largo de los próximos cinco años en las cuatro principales provincias productoras de opiáceos. Un millón y medio de personas se beneficiarán de dichos proyectos, estima la FAO.

«Fomentar la agricultura de subsistencia y también la que se orienta al comercio, creando formas de sustento alternativas para millones de afganos víctimas de la guerra y la miseria, supone una contribución importante para conseguir la paz y la estabilidad en el país», afirmó el representante de la FAO, Serge Verniau.

«Desgraciadamente la agricultura afgana no ha recibido todavía la ayuda que necesita con urgencia, teniendo en cuenta que el 85 por ciento de la población depende de la agricultura para sobrevivir», agregó.

A pesar de una cosecha excepcional en 2003, millones de familias campesinas carecen todavía de acceso a los alimentos, al igual que los refugiados que regresan de Pakistán e Irán y los prófugos, observó la FAO.

Aumenta el cultivo de opiáceos

«La pobreza rural y la falta de ingresos son las razones principales de que los campesinos produzcan opio», dijo Verniau. Afganistán, el más grande productor de opio en todo el mundo, prevé este año una producción récord de amapolas y el cultivo se ha extendido a las zonas periféricas.

«Serán necesarios un compromiso a largo plazo y probablemente más de una década de tiempo para crear oportunidades alternativas de ingresos. La FAO se propone restaurar la infraestructura agraria para reforzar los lazos entre las regiones y el gobierno central -sobre todo en algunas de las principales zonas de producción de amapolas-, y potenciar la horticultura, la cría de animales domésticos y la producción de cultivos comerciales para crear medios de sustento alternativos para los pequeños campesinos, los trabajadores sin tierra y los grupos vulnerables», añadió.

Cultivos comerciales alternativos

«Por ejemplo, Afganistán podría convertirse en exportador de primer orden de frutos secos y pasas de producción orgánica. Es necesario crear las condiciones de producción para los campesinos y explorar los mercados especializados para sus productos, de acuerdo con las normas internacionales», dijo Verniau.

Por otra parte, se deben reconstruir muchos viveros para responder a la creciente demanda de material de siembra. La construcción de pequeñas presas para el riego es fundamental allí donde los agricultores se enfrentan con restricciones del agua utilizable, por ejemplo, en Kandahar, donde la principal cisterna para el abastecimiento de agua está llena de sedimentos, tras los muchos años de sequía. Se han arruinado así huertos hasta hace poco muy prósperos.

La rehabilitación de los sistemas de riego debe ir acompañada de la distribución de insumos, semillas enriquecidas, de la creación de servicios de almacenado y de oportunidades de mercado.

La FAO propone también intensificar la horticultura dando a los campesinos formación sobre tecnologías post cosecha y gestión de los servicios de almacenado de verduras.

Animales de cría y langostas

«Los ganaderos deben tener acceso al crédito para comprar ovejas y cada provincia debería contar con una fábrica de piensos. La FAO podría hacer extensivos a todo el país sus proyectos de generación de renta con la cría de aves de corral de los que se han ocupado sobre todo las mujeres y que han tenido un éxito notable», señaló Verniau.

La FAO manifiestó también su preocupación por la fragilidad de los servicios de sanidad animal en el país. «Por ejemplo, no se tiene la capacidad para controlar las importaciones de animales, lo que aumenta el riesgo de que entren en el país enfermedades animales procedentes de los países vecinos», explicó Verniau.

Afganistán necesita un servicio veterinario que demuestre que está libre de las enfermedades animales más importantes como, por ejemplo, la peste bovina, subrayó la FAO. Hace falta supervisión veterinaria para garantizar que las enfermedades animales están bajo control. Además, la sanidad animal es fundamental para que las familias puedan repoblar sus ganados y rebaños perdidos en la última sequía. La producción de animales de cría ha sido tradicionalmente fuente de alimento e ingresos en Afganistán.

En el norte del país, la FAO lleva a cabo una campaña de control de emergencia de langostas del desierto, en estrecha colaboración con los departamentos provinciales de protección de las plantas. Este tipo de campañas ha reportado grandes éxitos en los últimos años.

«Sin embargo, hace falta una estrategia regional integrada a largo plazo, así como el apoyo de los donantes para capacitar a las instituciones, los campesinos y sus comunidades para asumir el control de las langostas. Los controles deberían ser regulares y no solo una actividad de emergencia. Debería ser prioritario movilizar a las comunidades, implantar sistemas de vigilancia y medidas de control y dar formación sobre gestión integrada de plagas».

«Las intervenciones técnicas serán satisfactorias solamente si Afganistán consigue crear instituciones eficaces para ayudar a las comunidades locales. Para conseguirlo hace falta tiempo y dinero», concluyó Verniau

FAO

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