Las técnicas actuales de producción de arroz en los países en vías de desarrollo, ¿serán capaces de hacer frente a la demanda y contribuir efectivamente a la mitigación de la pobreza rural y a la reducción de la degradación del medio ambiente? Esta cuestión preocupa a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la planteará en la XX Sesión de la Comisión Internacional del Arroz (CIA) que se celebrará en Bangkok (Tailandia) del 23 al 26 de julio de 2002.
"La productividad del arroz en la actualidad aumenta en un porcentaje menor que durante la Revolución Verde", dice el experto de la FAO Dat Tran. "Los principales obstáculos al aumento de la producción son el estancamiento del rendimiento de la producción en muchos países asiáticos, las limitadas posibilidades de extensión de los terrenos cultivables y la escasez de recursos hídricos para ampliar las superficies plantadas de arroz. Otras preocupaciones están ligadas a la degradación ambiental, a la erosión genética y a la calidad nutritiva del arroz", agrega Tran.
El porcentaje de rendimiento del arroz pasó del 2,3 por ciento anual durante los años 80 al 1,1 por año durante los 90, lo que significa un porcentaje similar al crecimiento de la población. Este descenso se debe a la dificultad de sostener el aumento de productividad del arroz, una vez que las plantas ya están desarrolladas.
En el año 2001, la producción mundial de arroz elaborado alcanzó los 397,2 millones de toneladas respecto a los 381,1 millones de toneladas en 1996. El arroz elaborado representa el 67 por ciento del arroz con cáscara (unos 592,8 millones de toneladas en 2001 y 568,5 millones de toneladas en 1996). Sin embargo, hará falta una cantidad considerable de arroz para hacer frente a las necesidades futuras. En el año 2030, se calcula que la demanda en todo el mundo será aproximadamente de unos 533 millones de toneladas de arroz elaborado, frente a los 472 millones de toneladas previstos en 2015 y los 386 millones de toneladas de 1997/99. Para el mismo año 2030, se espera que la población mundial alcance los ocho mil doscientos millones de personas frente a los seis mil doscientos millones de nuestros días.
El arroz es el cultivo de alimento básico más importante en el mundo. Más de cuatro quintos del arroz mundial se producen y consumen por pequeños agricultores de los países de bajos ingresos y en vías de desarrollo. Más de la mitad de la población mundial depende del arroz como principal fuente diaria de calorías y proteínas. Cada una de estas personas consume entre 100 a los 240 kilos de arroz por año, según la FAO.
En los últimos años, la producción mundial de arroz se ha resentido de la falta de inversión para potenciar la investigación y el desarrollo de sistemas de riego. Esto ha atrasado la adopción de las variedades ya existentes de alto rendimiento (arroz híbrido, por ejemplo) y de técnicas más eficaces de gestión de cosechas.
La uniformidad genética de las modernas variedades de arroz puede hacer que el cultivo sea más vulnerable a los brotes de plagas y enfermedades. "La erosión de la diversidad genética, debida a la adopción de pocas variedades enriquecidas, puede limitar el éxito del mejoramiento de las variedades para conseguir más rendimiento, calidad y resistencia", agrega el experto de la FAO.
Los enfoques actuales encaminados a la intensificación de la producción arrocera han provocado daños considerables al ambiente y a los recursos ambientales relacionados, por ejemplo, la concentración de salinidad/alcalinidad en los suelos, la polución hídrica y los daños para la salud provocados por el empleo excesivo de agroquímicos y por la emisión de gases de efecto de invernadero. Las técnicas de gestión adecuadas reducirán ciertamente estos efectos negativos y aumentarán la productividad, dice la FAO.
El arroz es una fuente importante de proteínas; contiene zinc y niacina, que son elementos nutritivos de primer orden pero aporta poco calcio, hierro, tiamina (vitamina antineurítica) y riboflavina, y prácticamente nada de beta-caroteno. Sin embargo, una variación genética de su contenido de hierro y zinc podría ofrecer una oportunidad para mejorar su valor nutritivo, dice la FAO.
Durante la Revolución Verde (1966-1990), el aumento de producción de arroz en el mundo se ha traducido en una mayor cantidad de arroz disponible para el consumo, a pesar del aumento constante de la población. Sin embargo, todavía hay 815 millones de personas afectadas por el hambre y la malnutrición, y la mayor parte vive en zonas que dependen de la producción de arroz para conseguir alimentos, ingresos y empleo, subraya la FAO.
La Comisión Internacional del Arroz de la FAO es un foro donde los responsables de las políticas y los especialistas de arroz de 61 países analizan sus programas nacionales de investigación y desarrollo de este producto. Su objetivo es promover acciones naciones e internacionales en temas relacionados con la producción, conservación, distribución y consumo de arroz. Sus países miembros han pasado de 15 en 1949 a 61 en la actualidad. La XIX Sesión de la CIA se reunió en El Cairo (Egipto) en 1998.
FAO