El desarrollo y el progreso de la agricultura han venido siempre de la mano de los intercambios de ideas, de variedades de cultivos, de modos de hacer entre diferentes regiones del mundo.
El intercambio de conocimiento y de metodologías es, con frecuencia, una fértil fuente de innovación.
El programa de Cooperación Sur-Sur de la FAO fue creado en 1996 en el marco del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) para permitir a los países receptores del programa beneficiarse de las potencialidades, de la experiencia y el conocimiento de otros países en desarrollo.
Esta semana en Marrakech, el grupo de los 77 -que comprende 135 países en desarrollo entre los cuales, China- se reunirá durante una Conferencia de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur para identificar maneras de ampliar este tipo de colaboración.
Agencies de Naciones Unidas -entre ellas la FAO-, organizaciones de cooperación internacional y países donantes participarán en el evento.
«Para erradicar el hambre, hace falta combinar esfuerzos, conocimientos y experiencias», explica Andrew MacMillan, Director de las Operaciones de Campo de la FAO y uno de los representantes de la Organización en el evento de Marrakech.
«La Cooperación Sur-Sur permite a los países menos desarrollados beneficiarse de la experiencia y el conocimiento de otros países en desarrollo más avanzados».
«Esta Conferencia es una buena oportunidad para avanzar en la construcción de una Alianza Internacional contra el Hambre», añade MacMillan.
La Cooperación Sur-Sur de la FAO
La FAO lanzó el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) en 1994, dos años antes de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, como programa bandera de la FAO para ayudar a los países en desarrollo a reducir el hambre y la malnutrición.
Fue diseñado para mejorar la seguridad alimentaria en los hogares y en las comunidades rurales y para estimular el crecimiento de las economías locales.
Uno de sus componentes fundamentales es el de la Cooperación Sur-Sur. Sus objetivos primordiales son fomentar la solidaridad entre los países en desarrollo y permitir a los países receptores beneficiarse de las potencialidades, el conocimiento y la experiencia de otros países en desarrollo, de manera pragmática y a buen costo.
«Esta modalidad de cooperación significa que un país en desarrollo con buenos conocimiento en un sector determinado decide cooperar con otro país menos aventajado. Para ello decide enviar, con gastos pagados, a una serie de expertos en cuestiones agrícolas para que durante dos o tres años colaboren en la puesta en marcha del PESA en el país receptor», explica MacMillan.
«Allí trabajarán directamente con agricultores, ganaderos o pescadores locales para ayudarlos a mejorar su productividad y mejorar así el acceso a los alimentos del conjunto de los habitantes de la comunidad».
La Cooperación Sur-Sur valoriza el conocimiento de otros países en desarrollo donde los especialistas a menudo conocen mejor la realidad económica, cultural y social del desarrollo en un contexto de inseguridad alimentaria y pobreza.
Sumando esfuerzos, dividiendo gastos
Una de las potencialidades de la iniciativa Sur-Sur es la reducción de costos que implica el sumar esfuerzos de los distintas partes implicadas, a saber: el país cooperante, el que recibe la ayuda, las donaciones de terceras partes y la FAO.
Mediante este esquema, el país cooperante continúa a pagar el salario de sus técnicos y el país receptor se ocupa de proporcionar alojamiento en la comunidad en la que vivirán por el periodo acordado, además de los gastos de viaje y una simbólica contribución económica.
Hasta el momento, diez países cooperantes han firmado acuerdos con 28 países receptores, y la lista sigue creciendo.
Por poner un par de ejemplos, especialistas en riego procedentes de Egipto están trabajando actualmente en Tanzaniaymás de 500 técnicos agrícolas chinos se están estableciendo en varias comunidades rurales nigerianas donde vivirán durante los próximos tres años.
«Además de la importancia del intercambio técnico, la cooperación Sur-Sur contribuye a crear un clima de responsabilidad compartida y de solidaridad entre los países en desarrollo», observa MacMillan.
«La FAO espera que la Conferencia de Marrakech sirva para reforzar la cooperación Sur-Sur en el ámbito de la de producción de alimentos destinados a erradicar el hambre y la malnutrición, muy especialmente en la región Subsahariana, donde la situación es dramática»
FAO