FAO: Programa para mejorar la pesca costera y continental

SANDOGO, Burkina Faso. La aldea que está en lo profundo de la sabana del África Occidental, bordeada de campos maduros de mijo y sorgo, tiene un nuevo recurso natural: un lago.

Esta masa de agua está contenida en una presa de tierra y hormigón construida con la mano de obra de la aldea y la ayuda material de una iglesia. Contar con agua permitiría a la población cultivar terrenos más grandes de cereales y hortalizas. También podrían pescar tilapia, bagre y otros peces naturales del lago. Había llegado el momento no sólo de aprender a pescar, sino también de administrar este nuevo recurso para que fuera posible pescar en los años próximos.

El Programa para los medios de sustento sostenibles en la pesca de la FAO, intervino. Con financiación del Reino Unido, el programa se dedica a mejorar la pesca costera y continental, que contribuye al sustento de 7 millones de personas de 25 países de África Occidental y Central. Durante sesiones de capacitación de cuatro o cinco días, los participantes aprenden a pensar de una forma más compleja y a ver con mayor perspectiva los «activos para el sustento» de la comunidad_conocimientos, infraestructura, ahorros, etc. _con fines de planificación. El objetivo es permitir que la población, en asociación con el gobierno, coadministre sus propios recursos.

La presa de Sandogo es sólo una de una impresionante red de 2 100 presas que hay en el país, construidas en las zonas bajas para acopiar el escurrimiento de la lluvia durante la temporada agrícola. Se han ido construyendo estas presas una por una con ayuda internacional a través de los años, desde la devastadora sequía y hambruna de 1970-73 en el Sahel.

Gestión de los peces… y los cocodrilos

En Sandogo, el programa de la FAO aportó 16 000 dólares EE UU y la comunidad 4 000 dólares EE UU para los gastos de embarcaciones, redes, balanzas, hornos para ahumar y capacitación. Los aldeanos formaron un grupo de pescadores, compuesto hoy por 87 hombres y 23 mujeres, que se reúnen con regularidad para discutir asuntos de gestión.

Iniciarse en la actividad pesquera fue toda una aventura.

«Fue difícil aprender a pescar _explica Gabriel Sawadogo, presentado como el pescador con más éxito de la aldea_. Por ejemplo, primero tuve que aprender a nadar, porque si no existe el peligro de ahogarse si se vuelca la embarcación». Con una actitud plenamente cooperativista, los aldeanos que sabían nadar enseñaron a quienes no sabían cómo no hundirse.

Además, hay cocodrilos. «Un niño perdió un pie en un ataque hace algunos años _narra Tibo Zongo, presidente del grupo_. Y los cocodrilos se comen nuestros peces. A veces nos rompen las redes al tratar de comerse los peces que hemos atrapado».

Henri Zerbo, Ministro de Pesca e ingeniero encargado de la supervisión del proyecto añade que para mantener el control de la población de cocodrilos podría eximirse a la comunidad de la ley de protección a los cocodrilos.

«Se ha discutido acaloradamente este tema _explica_. En nuestra cultura los cocodrilos son considerados sagrados. Ahora los aldeanos deliberan si los cocodrilos que están en la presa, que son una nueva población que llegó del río al lago, pueden tratarse de forma diferente que a los animales que están fuera de la aldea, donde siempre han vivido».

Ganar dinero en la estación seca

Zongo muestra con orgullo el registro de pesca del grupo de los primeros cinco meses de actividad: varios miles de kilos. Los aldeanos, que siguen viviendo principalmente de la agricultura, pueden pescar lo suficiente para ahumar y vender una parte en la capital cercana, Ouagadougou, e incrementar la alimentación de sus familias.

Suele pescarse en la estación seca, cuando los peces se concentran en un determinado lugar y son más fáciles de coger. Los campesinos, que en esta temporada suelen tener la necesidad de vender sus reservas de cereales para obtener efectivo, están contentos porque el pescado es otrafuente de ingresos, , Así pueden conservar los cereales como una especie de seguro para venderlos en caso de urgencia, como cuando hay algún enfermo en la familia.

Aline Zongo recuerda la forma en que las mujeres de la aldea, responsables de elaborar el pescado, acostumbraban a tratar la pesca del río. «Terminaban más asados que ahumados _explica_. Ahora ya sabemos ahumar bien el pescado. En general, estamos muy satisfechas del proyecto. Tenemos más dinero para cubrir nuestras necesidades, para alimentos y para los niños».

El Programa para los medios de sustento sostenibles en la pesca trabaja con la población local para explotar las masas de agua de Burkina Faso. «Hubiéramos podido llevar pescadores profesionales y pescar en grande. Pero así no se hubiera ayudado a la comunidad local», concluye Zerbo.

FAO

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