FAO: prosigue la deforestación elevada en los países tropicales

Los países tropicales siguen perdiendo sus bosques a un nivel muy elevado, alerta la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en una nueva edición de la «Situación de los Bosques del Mundo» en el 2001 dada a conocer hoy.

«Durante los años 90, la pérdida de bosques naturales fue de 16,1 millones de hectáreas (ha) cada año, de las cuales 15,2 millones en los trópicos», afirma la FAO en su informe bienal. La cifra representa una pérdida anual mundial del 0,4 por ciento y del 0,8 por ciento en los trópicos. La deforestación más elevada se registró en Africa y Sudamérica.

«Los países con más alta pérdida de superficies forestales entre 1900 y 2000 fueron Argentina, Brasil, la República Democrática del Congo, Indonesia, Myanmar, México, Nigeria, Sudán, Zambia y Zimbabwe. Aquellos con el más neto aumento de superficie forestal desde la entrada en vigor de la repoblación durante este período han sido China, Belarús, Kazakistán, la Federación Rusa y los Estados Unidos, dice la FAO.

Los datos están basados en la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales en 2000, la evaluación más reciente y comprehensiva de la situación y las tendencias de los recursos forestales en todo el mundo. Por primera vez, la FAO ha publicado un mapa forestal de todo el mundo sobre la distribución y la localización de los bosques.

De los 15,2 millones de hectáreas de bosques naturales que se pierden cada año en los trópicos, 14,2 millones se han reconvertido a otros sistemas de usos de tierras y 1,0 millones de hectáreas se han reconvertido en plantaciones forestales. Fuera de los países tropicales, se han perdido cada año 0,9 millones de bosques naturales, de los cuales 0,5 millones de hectáreas se reconvirtieron en plantaciones forestales y 0,4 millones de hectáreas se reconvirtieron a otros sistemas de usos de tierras.

La expansión natural de los bosques se calculó en 3,6 millones por hectárea anualmente en la pasada década, de las cuales 2,6 millones de hectáreas en los países no tropicales y 1,9 millones de hectáreas en los trópicos. «La expansión de los bosques se ha producido durante varias décadas en muchos países industrializados, especialmente donde la agricultura ya no se considera un uso de la tierra viable económicamente», dice la FAO.

Las plantaciones han contribuido al aumento de la superficie forestal, con 1,9 millones de hectáreas de nuevas plantaciones cada año en los países tropicales y 1,2 millones de hectáreas en los no tropicales. Según las previsiones el futuro aumento de la demanda de madera será ampliamente cubierto por las plantaciones boscosas, dice el informe.

La FAO afirma que las causas principales de la pérdida y la degradación de los bosques son: reconversión a otros usos de la tierra (agricultura principalmente), plagas y enfermedades, incendios, sobrexplotación de los productos forestales (madera para uso industrial, combustibles leñosos), malas técnicas de tala, uso excesivo de los pastos, contaminación y huracanes.

Respecto a las prohibiciones y restricciones de la explotación comercial de los bosques, el informe dice que en algunos países han contribuido a la conservación de los bosques naturales. En otros, sin embargo «han afectado negativamente al sector forestal y a las comunidades locales o simplemente han trasladado el problema de la tala excesiva a otros países. La decisión de implantar prohibiciones tendría que basarse en un análisis completo de sus efectos potenciales y de los medios alternativos para conseguir los mismos resultados».

El concepto de ordenación forestal sostenible sigue registrando un consenso creciente en todo el mundo, observa la FAO. «En el año 2000, 140 países participaron en iniciativas internacionales para elaborar y poner en práctica ideas e indicadores para la ordenación forestal sostenible, aunque el grado de su realización varío considerablemente. Por otra parte, el interés en la certificación forestal aumenta: la superficie total de bosques certificados aumentó hasta alcanzar 80 millones de hectáreas a finales del 2000».

Sin embargo, esto representa solamente el 2 por ciento de la entera superficie forestal del mundo. «Hay que observar que la mayor parte de los bosques certificados se encuentran en un número limitado de países templados, y no en países tropicales donde los métodos de tala insostenibles son un factor que contribuye a la degradación forestal».

Alrededor del 12 por ciento de los bosques de todo el mundo gozan del estatus de superficie protegida.

Los esfuerzos para mejorar la ordenación forestal tendrán éxito solo si los delitos y la corrupción forestales se reducen, subraya el informe. «Las actividades ilegales y de corrupción, amenazan a los bosques del mundo en muchos países, sobre todo pero no exclusivamente en los países en vías de desarrollo ricos de bosques». En algunos casos, y como consecuencia de la liberalización y globalización del comercio, la tala y el comercio ilegales parecen estar en aumento, dice el informe.

Las técnicas forestales ilícitas incluyen: la aprobación de contratos ilegales con empresas privadas por parte de funcionarios públicos, tala de árboles protegidos a manos de compañías comerciales, contrabando de productos forestales en las fronteras o la elaboración de materias primas forestales sin autorización. El elevado valor de la madera, los bajos salarios de los funcionarios de gobierno, los amplios poderes discrecionales de las autoridades forestales locales, escasa información objetiva, vasto número de legislaciones deficientes y la improbabilidad de castigos severos crean un ambiente favorable para los delitos y la corrupción forestales, recuerda el documento de la FAO.

«Sin embargo, los últimos años han sido testigo de algunas mejoras alentadoras. Las organizaciones no gubernamentales y las instituciones del sector privado han lanzado campañas efectivas contra las actividades ilegales y la corrupción y han puesto en marcha acciones para combatirlas. Algunos gobiernos tienen la voluntad política de reducir las actividades ilegales y la corrupción en el sector forestal. Estos países han llevado a cabo progresos significativos para superar las resistencias representadas por intereses fuertes y profundamente arraigados». Las claves para combatir las actividades ilegales son la mejora de los sistemas de vigilancia, la simplificación de las leyes y sobre todo, su estricta aplicación.

Los años 90 se caracterizaron por temporadas de sequías dramáticas, que prepararon el terreno a los incendios devastadores que tuvieron lugar prácticamente en todos los rincones de la tierra, dice la FAO. Cientos de miles de millones de hectáreas arden anualmente en la seca Africa Occidental, en vastas zonas de Africa al sur del Ecuador, en Asia Central, en el sur de Latinoamérica y en Australia. Por ejemplo, durante la temporada de incendios del año 2000 se quemaron unos 200 millones de hectáreas en Africa, al sur del ecuador. Los responsables de políticas empiezan a darse cuenta de que el prestar atención continua sólo a las soluciones de emergencia no evitará el surgir de amplios y devastadores incendios en futuro. La preparación para las situaciones de emergencia y los programas de respuesta deben ir acompañados de políticas y usos de la tierra más efectivas. Poner en marcha técnicas forestales que impliquen a la comunidad es una importante estrategia para conservar mejor los recursos naturales y limitar el impacto de los incendios.

Refiriéndose a la fauna que puebla los bosques en los países en desarrollo, el informe de la FAO observa que «la caza no sostenible, sobre todo la caza comercial, es la causa principal del denominado «síndrome del bosque vacío» – la eliminación de la mayor parte de la vida animal por medio de la caza». La carne de los animales silvestres (carne silvestre o caza) ha sido durante mucho tiempo el alimento básico de los campesinos en muchas partes del mundo pero, debido a la urbanización, la demanda de caza la abastecen cada vez más los cazadores profesionales a cargo de organizaciones comerciales.

En Africa ecuatorial ha tenido lugar una crisis de la caza silvestre, según el informe. Los bosques de Africa tropical son ricos de especies de primates, particularmente vulnerables al peligro de explotación excesiva porque su desarrollo es lento y sus poblaciones normalmente pequeñas. «Se cree que unas 15 especies de primates estén amenazadas por el comercio de caza silvestre. El número de chimpancés en Africa podría haber bajado de un 85 por ciento durante el siglo XX. Otras especies amenazadas por el comercio de carne silvestre son el elefante de los bosques, el antílope de agua, seis especies de cefalofo, el leopardo y el gato dorado», dice la FAO.

FAO

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