Es esencial invertir en agricultura y ecosistemas en los países pobres a fin de reducir a la mitad el número de personas con hambre para el año 2015, declaró el Sr. David Harcharik, Director General Adjunto de la FAO en la conferencia internacional organizada en La Haya por la FAO y los Países Bajos sobre Agua para Alimentos y Ecosistemas.
Urgen grandes inversiones en agricultura de secano y de riego para producir «más por cada gota» en los países que sufren hambre y malnutrición, señaló Harcharik, quien hizo uso de la palabra en representación del Director General de la FAO Dr. Jacques Diouf. Según los cálculos más recientes de la FAO, unos 852 millones de personas en todo el mundo sufrían de hambre crónica y subnutrición en 2000-2002.
Más de 30 ministros y unos 500 delegados de 140 países asisten a esta reunión en La Haya (31 de enero al 4 de febrero).
«El agua, los alimentos y los ecosistemas son tres aspectos de nuestro bienestar mundial tan íntimamente unidos que se han vuelto decisivos para los medios de subsistencia, el desarrollo sostenible y la estabilidad política», señaló Harcharik. «Estos aspectos merecen recibir más atención de la que actualmente se dedica a su descripción y conocimiento.»
Las inversiones destinadas a incrementar la productividad del agua en los productos básicos o en los cultivos de elevado valor comercial no deberían degradar irreparablemente los valiosos recursos hídricos y sus ecosistemas, indicó.
Ecosistemas excepcionales
Las inversiones también deberían tomar en cuenta los ecosistemas excepcionales y complejos, cruciales para la biodiversidad, la pesca, el turismo, la agricultura, la ganadería y los productos forestales.
Es necesario dirigir las inversiones en agricultura hacia una «diversificación mayor y con valor añadido, bien adaptada a los límites locales de los recursos», puntualizó Harcharik.
«En Africa, por ejemplo, es necesario dar mayor énfasis a las estrategias de diversificación orientadas a los sistemas agrícolas de cultivos mixtos de secano y a la agricultura de riego. En Asia, la consolidada tradición de adaptación del paisaje y gestión del agua puede diversificarse mediante técnicas mejoradas de acuicultura y ordenación de la biodiversidad», añadió.
Debería hacerse más hincapié en combinar la gestión de los ecosistemas con los medios de subsistencia que dependen directamente de los productos y servicios proporcionados por esos mismos ecosistemas. David Harcharik señaló la necesidad de planes estratégicos de desarrollo sostenible en materia de agua para los alimentos y los ecosistemas, a fin de lograr un equilibrio entre los ecosistemas y la producción agrícola en las cuencas hidrográficas.
«Es importante conservar la condición actual y la productividad inherente de los ecosistemas, para que puedan prosperar todo lo posible, tomando en cuenta las presiones inevitables que ejercen el crecimiento demográfico y económico sobre la tierra y el agua», explicó Harcharik.
La agricultura y los ecosistemas son los principales consumidores del agua dulce del planeta, y está aumentando la competencia entre ambos sectores por los recursos hídricos, que a menudo son escasos.
«Será decisivo conciliar estas exigencias contrapuestas planteadas a nuestro legado de recursos naturales y lograr un equilibrio entre los ecosistemas y la producción agrícola en las cuencas hidrográficas», concluyó Harcharik.
FAO