Armenia ha sido el país número 50 que ha ratificado el Convenio de Rotterdam sobre Procedimiento de Consentimiento Fundamentado Previo (CFP) aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional, dando así inicio a la cuenta atrás de 90 días para la entrada en vigor del tratado.
‘Gracias al Convenio de Rotterdam, hemos puesto en marcha un sistema eficaz para evitar muchos de los errores mortales acaecidos en las décadas pasadas cuando las personas eran menos conscientes de los peligros de los productos químicos tóxicos’, comentó Klaus Töpfer, Director ejecutivo del Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
«Este nuevo régimen ofrece a todos sus gobiernos miembros, y particularmente a los países en desarrollo, las herramientas necesarias para proteger a sus ciudadanos, eliminar los depósitos de plaguicidas caducos y gestionar de forma más adecuada sus productos químicos. Los gobiernos deben hacerse miembros lo antes posible para cosechar estos beneficios y participar en la elaboración de las decisiones claves que tendrán que tomar el próximo año», explicó.
Reducir los peligros ligados a los plaguicidas
‘Los plaguicidas inadecuados y su empleo incorrecto constituyen todavía una amenaza para la salud y el medio ambiente en los países en desarrollo’, declaró Jacques Diouf, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
«Reconocemos que se seguirán utilizando plaguicidas para hacer frente al aumento de la demanda de la producción alimentaria, pero el Convenio de Rotterdam proporcionará a los países una herramienta de primer orden para reducir los riesgos asociados con su empleo», agregó.
«La entrada en vigor del Convenio ayudará a las naciones a controlar la disponibilidad de los plaguicidas cuyo peligro para la salud humana y el medio ambiente está reconocido, y la de los plaguicidas altamente tóxicos que no pueden ser manejados con seguridad por los pequeños agricultores de los países en desarrollo. El tratado promueve la agricultura sostenible en un medio ambiente más seguro, contribuyendo de ese modo al aumento de la producción agrícola y la lucha contra el hambre, las enfermedades y la pobreza», subrayó Diouf.
Una primera línea de defensa
El Convenio de Rotterdam, con el apoyo de FAO y PNUMA, establece una primera línea de defensa contra las tragedias futuras que puedan ocasionar los productos químicos peligrosos y permite a los países importadores decidir cuáles son los productos químicos potencialmente peligrosos que quieren recibir y excluir aquellos que no pueden gestionar con seguridad. Hasta ahora la mayoría de los miembros del Convenio de son países en desarrollo.
En el caso de comercio autorizado, las normas de etiquetado e información sobre los efectos potenciales en la salud y el medio ambiente fomentarán un empleo más seguro de los productos químicos.
La Convención comprendía en un principio 27 substancias químicas, pero ya hay otros cinco plaguicidas señalados para ser incluidos en la lista y numerosos productos químicos entrarán a formar parte en futuro (*).
Algunos plaguicidas incluidos, como el monocrotofos y el paratión, son extremadamente peligrosos y representan una grave amenaza para la salud de los agricultores en los países en desarrollo.
La primera reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio (CdP) se celebrará en Ginebra a finales de 2004. En ella se decidirá si incluir en el Convenio substancias químicas que en los últimos años formaban parte del procedimiento transitorio del CFP; el establecimiento de un Comité de Revisión de los Productos Químicos que evalúe las futuras substancias químicas que podrían ser incluidas en la lista, y la adopción de reglas para el funcionamiento del Convenio. Se abordarán también la solución de controversias, la reglamentación, las normas financieras y las disposiciones para la constitución de la Secretaría permanente.
El mercado de los plaguicidas
En la actualidad hay más de 70.000 productos químicos disponibles en el mercado y cada año se introducen 1.500 nuevos. Estas cifras plantean un grave reto para muchos gobiernos a la hora de controlar y manejar estas substancias potencialmente peligrosas.
Muchas substancias que están prohibidas o severamente limitadas en los países industrializados se siguen comercializando y empleando en las naciones en desarrollo.
* El Convenio cubre los siguientes 22 plaguicidas peligrosos: 2,4,5-T, aldrín, captafol, clordano, clordimerform, clorobencilato, DDT, 1,2-dibromoetano (EDB), dieldrín dinoseb, fluoroacetamida, HCH, heptacloro, hexaclorobenceno, lindano, compuestos de mercurio, pentaclorofenolo, además de algunas fórmulas de metamidofos, metilo-paration, monocrotofos, paratión, y fosfamidón.
En septiembre de 1998 se incluyeron en el procedimiento transitorio del ICP cinco plaguicidas adicionales: binopacril, toxafeno, óxido de etileno, cloruro de etileno y monocrotofos.
También abarca cinco substancias químicas de origen industrial: crocidolite, bifenilos polibromatados (PBB), bifenilos policlorinados, (PCB), terfenilos policlorinados (PCT) y tris fosfato (2,3 dibromopropilo).
FAO