Nota de la FAO
Las pérdidas directas e indirectas en los cultivos, la ganadería y los sistemas de riego por el terremoto que afectó el mes pasado al norte de Pakistán superan los 440 millones de dólares, según los resultados de una evaluación de la FAO dados a conocer hoy.
El informe sobre los daños del seísmo en el sector agropecuario en la región de Cachemira bajo administración paquistaní y en la Provincia Fronteriza del Noroeste fue presentado al Gobierno de Pakistán esta semana. Las conclusiones servirán de base para un plan de reconstrucción post-seísmo, así como de las actividades de rehabilitación y reconstrucción a largo plazo.
Pérdida de vidas y de medios de subsistencia
Con un saldo de más de 70 000 víctimas mortales, fueron pocas familias en las zonas afectadas por el terremoto que no perdieron a alguno de sus miembros.
Los supervivientes han visto además como sus escasos bienes se veían reducidos en forma dramática. Las casas han sido reducidas a escombros, el suministro de agua y energía eléctrica ha cesado, y los transportes están seriamente afectados a causa del precario estado de las carreteras y el riesgo de nuevos corrimientos de tierras a medida que avanza el invierno. Muchas familias han sufrido importantes pérdidas económicas, ya que su dinero en efectivo, joyas, ganado y otros activos quedaron sepultados al derrumbarse sus casas.
Reducción de la cabaña ganadera
“Cuando se produjo el terremoto, los rebaños de ovejas y cabras estaban regresando de los pastizales, por lo que numerosos pastores y su ganado murieron o resultaron heridos”, explicó Fernanda Guerrieri, Jefa del Servicio de Operaciones de Emergencia de la FAO. En zonas con un mayor desarrollo ganadero, los búfalos, el ganado vacuno y las aves de corral sufrieron pérdidas aún mayores, al derrumbarse las estructuras que los albergaban. En las áreas más afectadas, se perdió la práctica totalidad del ganado.
La reducción de la cabaña ganadera continúa, ya que muchos de los animales abandonados mueren, y otros son vendidos o sacrificados ante la llegada del crudo invierno o debido a la falta de forraje o de establos. Las reservas de forraje y de pienso quedaron sepultadas entre los escombros o dañadas por las lluvias torrenciales que siguieron al seísmo.
Destrucción de los activos agrícolas
El maíz, el principal cereal de la región, estaba siendo cosechado cuando se produjo el seísmo. Debido a la escasez de lluvias, se estimaba que la cosecha iba a ser la mitad de la que corresponde a un año normal. Los derrumbamientos de terreno, la destrucción de los almacenes, los animales sueltos y las lluvias causaron ulteriores daños a las cosechas, en torno al 30-75 por ciento, según la evaluación de la FAO. El grano que todavía se encuentra en los campos solo se cosechará de forma parcial debido al abandono de los cultivos y la falta de mano de obra.
El seísmo provocó también graves daños a las plantaciones en terrazas y a la infraestructura para el riego y la gestión del agua. En las áreas afectadas, más del 50 por ciento de esta infraestructura para la irrigación se ha perdido.
Campos enteros han desaparecido debido a los desprendimientos de tierra y rocas. Los huertos y la maquinaria agrícola también resultaron dañados, al igual que muchas de las carreteras de acceso a los mercados, las instalaciones agroindustriales, para la investigación y extensión agrarias y los centros de formación.
Petición de fondos no escuchada
La FAO incrementó recientemente su petición de fondos para ayuda de emergencia al sector agrícola y actividades de rehabilitación en la región afectada por el terremoto hasta los 25 millones de dólares, como parte del llamamiento de urgencia de la ONU.
Hasta el momento, no se ha recibido dinero, por lo que la organización ha destinado 400 000 dólares de sus propios recursos para ayuda de emergencia e insumos agrícolas hasta que se obtengan fondos suplementarios.
“Para ayudar a estas comunidades de campesinos a relanzar sus actividad económica tan pronto como sea posible, hay que empezar ya con iniciativas de impacto inmediato: limpiar los campos de cultivo, reponer el ganado, recuperar la productividad de la tierra y reconstruir los refugios para el ganado y los silos para el grano”, aseguró Guerrieri. “Los aperos, maquinaria y equipo que resultaron perdidos o destruidos, deben ser repuestos”, añadió.
Se requieren fondos para la compra de semillas, fertilizante, piensos animales, aperos y servicios veterinarios. También materiales y apoyo técnico y logístico para la rehabilitación de los pequeños sistemas de riego, las carreteras de acceso a los mercados y las plantas donde se procesan y almacenan los productos agrícolas.
La FAO trabaja en estrecha colaboración con el Gobierno paquistaní, las autoridades locales y otros grupos involucrados en la rehabilitación del sector agrícola y los medios de subsistencia de la población, tratando de garantizar que estas actividades se realicen de forma coordinada y eficaz.
FAO