Los melones y sandías luego se venden de manera ambulante, es decir, en vehículos que van de población en población ofreciendo los productos robados.
Los robos se han centrado en dos producciones –melones y sandías- en las que el precio de venta de las mismas para el productor era aceptable, con la consiguiente pérdida de rentabilidad para aquellos a los que les han robado una parte de su cosecha.
Además, se han producidos daños en las plantas y también en las fincas, consecuencia de los robos.
FEPAC-ASAJA Castellón exige a las autoridades competentes en materia de seguridad que incrementen la vigilancia para que los robos de las producciones hortícolas acaben.
FEPAC-ASAJA