Fresneda: ‘En ASAJA C-LM no entendemos de aguatenientes’

Artículo de opinión de José María Fresneda Fresneda, Secretario General de ASAJA de Castilla-La Mancha
Que Castilla-La Mancha ha sido considerada una región de secano lo avala la superficie de regadíos existente. Mientras que la superficie regable en el ámbito nacional supone el 18,9 por ciento, en Castilla-La Mancha tan sólo representa el 11,6 por ciento, a pesar de que genera el 40 por ciento de los ingresos que reciben los agricultores castellano-manchegos.

Mantener esta realidad supondría dejar escapar una oportunidad hacia el progreso porque el regadío es fuente de riqueza, generador de empleo y elemento clave para el asentamiento poblacional e industrial. Uno de los principales factores de estrangulamiento de la agricultura castellano-manchega es la limitación de agua que, a su vez, influye en la poca diversificación de cultivos, así como en la baja e irregular productividad.

Que esto sea así se debe, en gran medida, a la ausencia total de una correcta planificación hidráulica que, en épocas de sequía, ha puesto en peligro el abastecimiento de las poblaciones y el desarrollo agrícola e industrial de Castilla-La Mancha. Esta Comunidad se ha limitado a ceder agua de la cabecera del Tajo a la región levantina, mientras que muchos agricultores castellano-manchegos eran obligados a realizar pozos sin autorización como medida para salvar sus cultivos.

Parece ser que, al final, el sentido común ha prevalecido y la sociedad en general pero, sobre todo, los que tienen responsabilidad para gobernar se han dado cuenta de que no hay agua para todos y que Castilla-La Mancha debe tener prioridad sobre el agua del Tajo por tratarse de la cuenca cedente ya que Murcia dispone de otras alternativas por su salida al mar.

Habrá a quien le parezca evidente pero les aseguro que desde esta Organización Agraria se ha realizado un intenso trabajo de sensibilización para conseguir que el sentido común se imponga y, al menos, desde la clase política se empieza a hablar en estos términos.

Es ese sentido común el que debe prevalecer también a la hora de hablar de otro asunto de máxima actualidad como es el Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG). Obviar la realidad existente sólo servirá para poner un parche al problema pero, en ningún caso, aportar una solución global.

Lo que está claro es que hemos pasado de las advertencias, que nadie avisó, a las consecuencias, que nadie previó, excepto ASAJA y por hacerlo así, esta Organización ahora somete a las críticas de los que no representan a nadie y se justifican por su propia incompetencia.

Si partimos de la base que la superficie regable en Castilla-La Mancha es 7,6 puntos inferior a la media nacional, no podemos estar de acuerdo con el objetivo final del último borrador del Plan que será reducir aún mas la superficie de regadíos existente ni aplaudir que siga sin reconocerse la totalidad de los derechos privados inscritos y, por supuesto, tampoco podemos permitir que este Plan deje fuera a los 38.000 pozos que existen de forma irregular.

Cualquier Plan que se apruebe sin contemplar una solución viable al grave problema de las captaciones irregulares estará condenado al fracaso y, en esta Organización Agraria no entendemos de “aguatenientes” sino de profesionales de la agricultura y ganadería que abrieron un pozo para obtener el agua necesaria para regar sus producciones en tiempos de necesidad.

Por eso, desde ASAJA de Castilla-La Mancha consideramos que el Centro de Intercambio de Derechos debe abrirse a los particulares ofreciendo así una salida a las captaciones irregulares e impidiendo de esta forma que se perpetúe el caos actual.

La recuperación de los acuíferos es necesaria, pero, como sucede con la justicia, lo necesario es inservible cuando llega con retraso. Para una eficaz recuperación de los acuíferos planteamos que se contemplen recargas externas procedentes de cuencas excedentarias, o en el peor de los casos, de las propias cuencas, de las que somos usuarios preferentes.

ASAJA considera que el PEAG debe reconocer el esfuerzo que el sector agrario viene haciendo, de forma voluntaria, desde hace más de 20 años, en reducir el consumo de agua y contribuir a una mayor calidad de la misma.

Es inconcebible que un regante de Castilla-La Mancha tenga que renunciar a un cultivo por su alto nivel de consumo hídrico mientras que ve pasar el agua con destino a otras comunidades autónomas. Si decide cambiar de cultivo será por cuestiones de rentabilidad.

Se requiere, por tanto, voluntad práctica para solucionar el problema del agua que tiene esta región y eso es lo que demandamos a los que tienen responsabilidad de gobernar porque el plan que tenemos encima de la mesa no satisface las necesidades de la sociedad castellano-manchega.

¿Tiene más sentido común cambiar un Plan Hidrológico Nacional para atender las peticiones “políticas” de una comunidad autónoma que aprobar un plan serio y riguroso que resuelva un problema que afecta a miles de familias?

Confíamos en que el sentido común impere en la actual dirección de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) resolviéndose satisfactoriamente las alegaciones que esta Organización ha planteado en el sentido de lo anteriormente expuesto.

Sólo así será posible poner punto y final a una situación de conflicto social que afecta a miles de familias, que atienden al calificativo de profesionales de la agricultura y la ganadería, y al conjunto de los ciudadanos por su implicación social y económica.

Artículo de opinión de José María Fresneda Fresneda, Secretario General de ASAJA de Castilla-La Mancha

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