Diouf pide voluntad política para seguir avanzando
Los Ministros de Agricultura responsables de la aplicación del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura aprobaron por aclamación el texto de la Declaración Ministerial, a través de la cual los países contratantes se comprometen a aplicar plenamente el Tratado a nivel nacional, por medio de la elaboración de normas y programas específicos.
Los Ministros expresaron su convencimiento de que el Tratado es vital para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en particular el erradicar la pobreza extrema y el hambre, así como también garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
La reunión del Segmento ministerial, que fue presidida por la Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, Elena Espinosa, y congregó a más de 70 países, envió un fuerte mensaje político de apoyo a la plena aplicación de las provisiones del Tratado y de su estrategia financiera, con la asignación efectiva de recursos para que éste pueda hacerse realidad.
En la Declaración los Ministros se comprometieron asimismo a crear una mayor capacidad nacional en la conservación y uso sostenible de los recursos fitogenéticos.
Herramienta fundamental contra el hambre
En su intervención, el Director General de la FAO, Jacques Diouf, solicitó la voluntad política necesaria para que la aplicación del Tratado pueda seguir avanzando, al calificarlo de “herramienta fundamental en los esfuerzos de la humanidad por poner fin al hambre y a la desnutrición”, cuya magnitud consideró inaceptable.
«Debemos reafirmar nuestra voluntad política de trabajar en beneficio de las generaciones presentes y futuras y nuestro compromiso de poner todo el empeño necesario para su plena y total aplicación», dijo Diouf, al señalar como la actual generación se enfrenta al reto de alimentar a una población mundial que ascenderá a 9 000 millones de personas en el año 2050.
Diouf repasó las principales etapas del largo camino atravesado hasta llegar a la actual reunión en la capital española: la aprobación por la Conferencia de la FAO del Compromiso Internacional sobre Recursos Fitogenéticos en 1983 y la posterior aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica en 1993, cuando se hizo evidente que era necesario adoptar medidas concretas sobre los recursos fitogenéticos útiles para la alimentación y la agricultura. Las negociaciones llevaron a la aprobación del Tratado en 2001, y a su entrada en vigor en junio de 2004, una vez fue ratificado por 40 Estados contratantes.
Numerosos avances
En su intervención el responsable del organismo de la ONU enumeró algunos de los avances conseguidos con el Tratado:
Invertir la tendencia, registrada durante estos últimos años, a la disminución de los intercambios de recursos fitogenéticos;
Permitir a los países en desarrollo conservar y utilizar mejor sus propios recursos fitogenéticos, así como los que obtienen a través del Sistema multilateral del Tratado;
Reconocer el papel central y los derechos de los agricultores respecto de la conservación y el aprovechamiento de los recursos genéticos;
Establecer una base sólida para la investigación agrícola internacional, especialmente por medio de los «Centros para las Cosechas del Futuro» del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional.
El Director General de la FAO subrayó como todos los países son interdependientes en materia de recursos fitogenéticos. La FAO calcula que la interdependencia media de los países es de un 70 %, por lo que todos dependen de la diversidad genética de las plantas de otros países y regiones para garantizar la seguridad alimentaria de sus pueblos.
El Tratado también proporcionará ventajas tanto a los agricultores, que se beneficiarán de nuevas variedades resistentes al estrés ambiental y a las enfermedades y las plagas, como a los científicos y los centros nacionales e internacionales de investigación, que gozarán de una mayor disponibilidad de acceso a la diversidad genética
FAO