En el debate sobre el futuro de la UE ampliada, el primer ministro francés enfrenta la noción de «Federación de Estados-Nación» a la de «Federación Europea» que sugiere el canciller alemán. Schröder propone transformar la Comisión en un gobierno europeo y el Consejo en una cámara alta del Parlamento Europeo que «represente a los Estados», los cuales tendrían el mismo estatuto que los Estados federados alemanes o norteamericanos.
«Francia no aceptaría tal estatuto», afirma Jospin, y contrapone la propuesta de asociar los parlamentos nacionales a la construcción europea mediante una Conferencia permanente de los parlamentos o congresos. El presidente de la Comisión saldría «de la formación política europea que venza las elecciones» y se pondría en marcha un Consejo permanente de ministros que asumiría junto al Parlamento Europeo su papel de colegislador en la elaboración de las leyes comunitarias.
Schröder también ha hablado de «renacionalizar», es decir, de transferir a los Estados miembros, en virtud de la subsidiariedad, las competencias en agricultura y política estructural. Prodi supone que dicha propuesta «no es tan brutal», pues «la retirada de las competencias de la PAC destruiría el mercado interior»; sí se muestra favorable a la «descentralización de la gestión de las subvenciones agrarias».
Otra razón para reorientar la PAC es el desarrollo sostenible, «un objetivo prioritario de la construcción comunitaria», según Jospin, para quien las últimas crisis han mostrado «las amenazas que el productivismo a ultranza presenta al consumidor». Propone, por tanto, un estatuto del consumidor europeo basado en la transparencia y en la información. Tampoco olvida las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio, en las que Europa debería «defender una política comercial que establezca límites claros».
Por su parte, la ministra alemana de Agricultura, Renate Künast, declaró que las reformas de la PAC no deben centrarse sólo en una nueva modulación de las ayudas a favor del desarrollo rural y el medio ambiente (a nivel nacional, Berlín reorientará hasta un 5% de las ayudas directas hacia programas de desarrollo rural cofinanciados por Bruselas); también sería deseable que la UE redujera sus subvenciones a la producción.
GVA