La energía solar podría proporcionar electricidad a más de mil millones de personas, creando unos 2 millones de empleos para 2020, y alcanzar el 26% de las necesidades energéticas mundiales para 2040, según un informe publicado hoy en Berlín por Greenpeace y la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica (EPIA).
El informe “Generación Solar” muestra que la solar fotovoltaica tiene el potencial de hacer una gran contribución, tanto al futuro de la seguridad del suministro energético mundial como para ayudar a evitar el peligro del cambio climático.
“Es una meta realista y factible, basada en el estado de la industria y de las oportunidades de mercado que existen en la actualidad, pero requiere un claro apoyo político de los gobiernos en todo el mundo”, ha declarado Sven Teske, experto energético de Greenpeace. “Necesitamos un impulso masivo a las fuentes de energía renovables si hemos de eliminar los combustibles fósiles que amenazan nuestro clima”.
“Debemos tener una clara señal de los gobiernos de que hay un compromiso político para aumentar el papel de la electricidad solar en el “mix” energético. En particular, la Comisión Europea debe asegurar que los sistemas innovadores de incentivos nacionales para la electricidad solar no sean invalidados por la política de libre competencia”, ha dicho José Luis García Ortega, responsable en España del Proyecto Greenpeace Solar.
“Greenpeace pide a los gobiernos que proporcionen energía renovable a dos mil millones de las personas más pobres del mundo en los próximos diez años.
Incluso usando estimaciones conservadoras, el informe demuestra que la energía solar es capaz de cubrir una gran parte de esa demanda, y crear millones de empleos a escala mundial”, ha declarado Emilio Rull, de la Campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace España.
La EPIA, que representa a 54 de las principales compañías solares europeas, está respondiendo a este reto intensificando su papel como impulsor mundial de la energía solar.
El informe muestra que para 2020 la producción solar mundial podría ser de 276 teravatios-hora, lo que podría igualar el 30% de las necesidades de energía de África, o el 10% de la demanda de los países europeos de la OCDE, o el 1% de la demanda mundial. Esta energía reemplazaría a la producida por 75 nuevas centrales térmicas de carbón y evitaría la emisión de 664 millones de toneladas de dióxido de carbono. La infraestructura solar tendría un valor de inversión de 75 millardos de dólares al año, y bajaría el coste de los módulos solares a 1 dólar por vatio-pico.
Para 2040, la producción solar mundial podría ser superior a 9.000 teravatios-hora, o el 26% de la demanda mundial esperada, que habría aumentado de 27.000 a 35.000 teravatios-hora. Esa producción supera la demanda combinada de los países europeos de la OCDE y de Norteamérica en 1998.
Las tecnologías renovables, que utilizan la energía no sólo del sol, sino también del viento y el agua, generan energía limpia que ni se acabará ni provocará la acumulación de gases invernadero que causan el cambio climático.
Elegir renovables en vez de combustibles fósiles es también elegir seguridad energética. Los combustibles fósiles, debido a su contribución global a la catástrofe climática, representan una fuente de energía intrínsecamente insegura, independientemente de si vienen de Alaska, el mar Caspio, Oriente Medio u otro lugar. La conversión a las renovables significaría que los países son capaces de generar sus propios suministros energéticos autóctonos, que serían fiables, dondequiera que se generasen.
Greenpeace