El Gobierno de Brasil revela que continúa el aumento
de la tasa de deforestación en la selva amazónica
Tras conocerse los últimos datos sobre las tasas de deforestación de la selva amazónica, Greenpeace ha realizado un llamamiento al Gobierno de Brasil para que reduzca la deforestación a cero en el año 2010.
La nueva información, hecha pública por el Ministerio de Medio Ambiente el pasado domingo, muestra que continua la destrucción incontrolada de la selva amazónica con una tasa alarmante: desde agosto de 1999 a agosto de 2000, la deforestación aumentó un 15%. Según el INPE (Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil), que realiza el seguimiento mediante satélites, el área total deforestada anualmente equivale a 19.836 km2 – el equivalente a 4 millones de campos de fútbol – en comparación con los 17.259 km2 deforestados entre agosto de 1998 y el mismo mes de 1999.
«Las nuevas cifras muestran claramente que los esfuerzos realizados por el Gobierno brasileño no han detenido, ni siquiera aminorado, la deforestación de la Amazonia», declara Miguel Angel Soto responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace España. «Esta pérdida de cobertura forestal en la Amazonia es inaceptable e insostenible. Estudios científicos han mostrado en repetidas ocasiones que la tierra amazónica no es apropiada para la agricultura y la ganadería. La riqueza biológica de la región habita en la selva. Continuar la deforestación sin control significa condenar a la Amazonia a una inevitable crisis social y medioambiental».
Un dato importante a tener en cuenta es que el satélite TM-Landsat, utilizado por INPE, no incluye las áreas deforestadas menores de 6,4 hectáreas. Esto significa que la deforestación ocasionada por cientos de miles de granjeros a pequeña escala no está incluida en estas cifras. Los datos tampoco incluyen el impacto de la extracción selectiva de especies forestales de valor comercial por miles de madereros ilegales que operan en la región. Según los datos del investigador Daniel Nepstad, citados en un artículo publicado por la revista Nature en 2000, las cortas selectivas afectaron a 15.000 km2 sólo en 1.997.
Greenpeace ha hecho un llamamiento al Gobierno de Brasil para que ponga en marcha los compromisos nacionales e internacionales adoptados en 1992 por este país dentro de la Convención de Biodiversidad (CBD) (1), así como para que emprenda una serie de medidas domésticas que frenen la deforestación:
Apropiación de los territorios ocupados ilegalmente, que de acuerdo con los totales del Gobierno ascienden aproximadamente a 100 millones de hectáreas o, lo que es lo mismo, el 20% de la región amazónica, para su conversión en áreas protegidas -parques y reservas- donde se realice una gestión sostenible.
Establecimiento de unidades de conservación que ya han sido aprobadas pero que todavía no han sido creadas.
Reubicación de los «sin tierra» mediante el Programa Nacional de Reforma Agraria en las áreas ya deforestadas.
Refuerzo de las instituciones encargadas de la protección medioambiental como IBAMA y la Secretaría de Estado de Medioambiente.
Adopción de sistemas y controles que impidan la producción de madera a partir de la deforestación y alentar mediante beneficios la producción de madera de áreas gestionadas de forma sostenible y con la certificación FSC (2).
Refuerzo institucional y financiero de la gestión forestal basada en las comunidades.
Expansión de los programas gubernamentales para luchar contra los incendios forestales.
Demarcación de todos los territorios indígenas.
«En 1970, sólo el 1% de la Amazonia brasileña había sido deforestada. En el año 2000 casi el 15% ha sido destruido. Esto significa que un área forestal del tamaño de Francia se ha perdido en tan sólo 30 años. Detener la destrucción de los bosques se ha convertido en una prioridad global. Debe convertirse en una prioridad para Brasil antes de que sea demasiado tarde para actuar», concluye Soto.
Greenpeace