Greenpeace denuncia la tala de territorios indígenas de la Amazonia

Greenpeace presentó ayer en Brasilia nuevas pruebas sobre la explotación forestal ilegal que se está practicando de forma extendida en el corazón de la selva tropical amazónica. De hecho, esta información está siendo entregada hoy mismo al Fiscal Federal con el fin de que se inicie una investigación completa sobre estos hechos.

Mediante fotografías e imágenes de video procedentes de un reciente reconocimiento aéreo, Greenpeace muestra las sofisticadas operaciones de la industria forestal en territorio perteneciente a los indios Kayapó del Amazonas, una zona donde la explotación forestal está estrictamente prohibida. Imágenes de satélite conseguidas por Greenpeace también revelan detalles de estas operaciones.

De esta forma Greenpeace pone en evidencia el fracaso del sistema de planificación territorial desarrollada por el Gobierno brasileño, que supuestamente pretende proteger la Amazonía, el mayor bosque virgen del mundo, frente a la explotación forestal no autorizada.

En un intento por detener la entrada de empresas madereras ávidas por extraer la caoba de zonas boscosas intactas de la Amazonía, el Gobierno brasileño decretó en 1996 una moratoria sobre nuevas operaciones forestales para extraer caoba. Sin embargo, los datos aportados por Greenpeace indican que varias compañías están utilizando los planes de gestión forestal aprobados para zonas exteriores a los territorios indios, en un área llamada “Tierras Medias”, para dar cobertura a sus operaciones madereras ilegales en territorio Kayapó colindante con éstas.

Las Tierras Medias comprenden 8,3 millones de hectáreas de selva tropical amazónica intacta (aproximadamente el tamaño de Andalucía), localizada entre los ríos Xingu y Tapajós en el estado de Para, Brasil. Es una de las partes relativamente grandes de selva tropical virgen en la Amazonía oriental, y es el hogar de jaguares, cocodrilos gigantes, monos araña y osos hormigueros, especies todas ellas en peligro de extinción. Está en el borde septentrional del llamado “cinturón de la caoba”, una prolongación de selva tropical a lo largo de la rivera sur del río Amazonas, que ha sido intensamente explotada durante años de depredación forestal.

“A pesar de las numerosas promesas hechas por los gobiernos del mundo para preservar los bosques primarios, la explotación forestal ilegal y destructiva es todavía la realidad común en la Amazonía brasileña”, declara Paulo Adario, coordinador de la campaña del Amazonas de Greenpeace. “Basándonos en la evidencia que hemos entregado hoy, reclamamos al Fiscal Federal a emprender una completa investigación acerca de la Tierras Medias y los alrededores de los territorios indios “, añade Adario.

Las grandes concentraciones de caoba en Brasil, están en las “Tierras Medias” y los territorios indígenas que las rodean. La caoba está empezando a ser cada vez mas escasa y actualmente se cotiza a cerca de 300.000 pts. por metro cúbico. Este alto precio hace de esta especie la puerta de entrada de la destrucción de la selva. Y la falta de un control adecuado está animando a los madereros a invadir la región, abriendo carreteras que son usadas posteriormente por agricultores y ganaderos que desbrozan nuevas áreas forestales. En los 30 últimos años, el 15% de al cobertura forestal amazónica ha sido destruida y un área de tamaño parecido está seriamente degradada.

“Desde Greenpeace reclamamos una moratoria inmediata en toda la industria forestal, la legal y la ilegal, en las Tierras Medias hasta que se lleve a cabo un inventario de los recursos ecológicos y se desarrolle y aplique un plan verosímil de uso del suelo” concluye, Paulo Adario.

En suma, Greenpeace reclama una moratoria global a la explotación forestal y otras actividades industriales en todas las grandes áreas de los bosques primarios del planeta, hasta que sean adoptadas medidas que aseguren que la madera es extraída y comercializada de un modo ecológico y responsable, y pide a los gobiernos la creación de un fondo global para los bosques primarios de 3 billones de pesetas anuales para consolidar esas medidas.

Greenpeace

Deja una respuesta