Después de muchos meses de fuerte presión, la Unión Europea acaba de acordar un texto legislativo vacío y sin sustancia para reducir las emisiones de CO2 de los nuevos automóviles que se vendan en Europa, al permitir, con la excusa de la crisis económica, que la legislación sufriera una importante pérdida de ambición: han reducido las sanciones, y han retrasado y rebajado los objetivos de reducción de las emisiones.
Para evitar que esto vuelva a repetirse con el “paquete climático”, Greenpeace ha presentado hoy en Bruselas un informe (1) que demuestra cómo Europa puede reducir significativamente sus emisiones mientras refuerza su economía, si los líderes europeos impulsan la ambición de las medidas legislativas en materia de clima y energía.
Frente a las amenazas de algunos países europeos de debilitar seriamente el paquete, el informe [R]evolución Energética muestra cómo la UE puede reducir las emisiones de CO2 en un 30% para 2020 y en casi un 80% para 2050, mientras se actúa para abandonar la energía nuclear y el carbón. Las conclusiones del informe, realizado por especialistas del Instituto de Termodinámica Técnica del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), dan un apoyo sólido a la puesta en práctica del objetivo europeo del 20% de energía renovable, de un sistema eficiente de comercio de emisiones en el que los contaminadores paguen por sus emisiones y de compromisos vinculantes de eficiencia energética.
Anoche, los gobiernos de la Unión Europea y el Parlamento Europeo llegaron a un acuerdo dictado por la misma industria automovilística, que se suponía que tenía que regular. El objetivo propuesto por la Comisión Europea de 130 g/km de CO2 ha sido retrasado tres años hasta 2015, lo que permite a los fabricantes seguir produciendo vehículos altamente derrochadores por lo menos hasta la próxima década. Además, los fabricantes han sido premiados con una serie de trampas legales y con unas sanciones por incumplimiento insignificantes, que harán muy improbable que se llegue realmente a los 130 g/km de CO2 hasta mucho después de 2015.
El acuerdo final también establece un objetivo a medio plazo de 95 g/km de CO2 para 2020, pero a última hora se ha eliminado del texto cualquier mención que lo haga vinculante.
“La industria automovilística ha conducido libremente las negociaciones sobre la primera legislación que hubiera podido dar coches más eficientes a los consumidores. Pero los políticos europeos se han quedado tranquilos sentados en el asiento del acompañante dejando en manos de la industria las decisiones más importantes” -ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña Transporte de Greenpeace.
Greenpeace recuerda que la UE necesita actuar de forma urgente para luchar contra el cambio climático así que, después de haber perdido la oportunidad de hacer que el sector automovilístico tenga que contribuir realmente al esfuerzo colectivo para salvar el clima, no se puede perder la oportunidad del Paquete de medidas de clima y energía cuya finalización se espera en los próximos días. (2)
“Europa necesita políticas más claras para el apoyo a las energías renovables y la eficiencia energética y estrictas reducciones de emisiones. Ahora que los líderes europeos están dando los toques finales al paquete climático, la [R]evolución Energética es la prueba de que la UE puede y debe hacer más para afrontar el cambio climático”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable de la campaña de Cambio Climático y Energía de Greenpeace.
La [R]evolución Energética muestra que, sólo en el sector eléctrico, las inversiones en renovables y eficiencia ahorrarían más de 500 mil millones de euros en costes de combustible para 2020, cantidad dos veces y media superior a las inversiones adicionales que se necesitan en este sector hasta esa fecha, por lo que lanzar la [R]evolución Energética sería verdaderamente rentable.
La [R]evolución Energética expone cómo el 56% de la demanda de energía primaria se podría cubrir con energías renovables para 2050. Las renovables podrían suministrar el 88% de la electricidad y el 56% de la demanda de calor para mitad de siglo. Las ganancias de eficiencia y un mayor uso de electricidad renovable en vehículos, y algún uso de biocombustibles, limitado por criterios de sostenibilidad, podrían reducir las emisiones del sector transporte en más del 70%.
“Para mitad de siglo, las emisiones europeas de CO2 relacionadas con la energía se podrían bajar en cerca del 80%. Para lograr esto no se necesitan arriesgados experimentos de captura y almacenamiento de CO2 ni energía nuclear, ya que basta con las tecnologías renovables probadas y con el uso inteligente de la energía”, ha añadido García Ortega.
Greenpeace