Greenpeace lamenta que ‘España sea el país europeo más permisivo con la contaminación química’

Nota de Greenpeace

El Parlamento Europeo tuvo que ceder ayer ante España para poder sacar adelante la prohibición de la llamada ‘docena sucia’, 12 sustancias muy tóxicas cuya eliminación considera prioritaria el Convenio de Estocolmo. La cámara europea se vió obligada a permitir a España la producción de DDT hasta el 2014 para poder aprobar la propuesta por unanimidad.

La responsable de la campaña de Tóxicos de Greenpeace, Sara del Río, considera ‘lamentable que España boicotee la plena eliminación en la UE de estas sustancias y que desvirtúe el esfuerzo de los países de la Unión por liderar la eliminación de unas sustancias altamente dañinas tanto desde el punto de vista de la salud como del medio ambiente’.

‘Es increíble que España siga permitiendo la producción de DDT, lo que nos sitúa a la cola de Europa en lo que a protección de medio ambiente se refiere’, afirmó Sara del Río. En este momento España es el único país de la UE que continúa produciendo DDT como producto intermedio para la fabricación de otro pesticida llamado dicofol. Esta actividad se realiza en una planta de la empresa Montecinca situada en Monzón (Huesca). La planta es una de las primeras productoras mundiales de dicofol, una sustancia que sólo se produce en España, Brasil, China, India e Israel.

‘En Greenpeace lamentamos que el Gobierno no sea capaz de parar la producción de un pesticida para el que hay alternativas más seguras. Esto indica el grado de preocupación por el medio ambiente y por la salud de un Gobierno que permite que se siga vertiendo al río Cinca DDT, un potente disruptor hormonal que han eliminado practicamente todos los países del mundo. Una vez más España pone los intereses de la industria por encima de los de los ciudadanos y el planeta’, afirmó la responsable de la campaña de Tóxicos.

Francia ratificó el pasado día 18 el Convenio de Estocolmo abriendo así un plazo de 90 días para que los 50 países que ya lo han rafificado eliminen los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs). El Convenio de Estocolmo elige como prioritarias la “docena sucia”, entre las que se encuentra el peligroso pesticida DDT, productos químicos industriales como los PCBs y subproductos no deseados como las cancerígenas dioxinas. También obliga a los Gobiernos a prohibir la producción, comercialización y liberación al medio ambiente de cualquier sustancia nueva que tenga las características de los COPs, es decir, que sea persistente, bioacumulativa y capaz de recorrer largas distancias (se han encontrado COPs incluso en los tejidos de osos polares y están presentes en los tejidos de casi todos los seres humanos).

Greenpeace

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