El informe "INCINERACIÓN Y SALUD: Conocimientos actuales sobre los impactos de las incineradoras en la salud humana" que se ha presentado esta mañana en la Casa de la Cultura Contemporánea de Barcelona, ha sido realizado por científicos del Laboratorio de Investigación de Greenpeace, en la Universidad de Exeter.
El objetivo de este informe es analizar los estudios científicos que se han llevado a cabo para identificar la posible relación entre las emisiones procedentes de la incineración y los impactos en la salud. El hecho de vivir cerca de las incineradoras, así como trabajar en ellas, se ha asociado con un amplio rango de efectos en la salud, entre los que se incluyen: cáncer (en adultos y niños), impactos adversos en el sistema respiratorio, enfermedades del corazón, efectos en el sistema inmunitario, incremento de las alergias y malformaciones congénitas.
"Existe una creencia común de que las cosas desaparecen cuando se queman, y que al incinerar los residuos se acaba con todos los problemas. Pero la realidad demuestra que la incineración además de agotar recursos, no hace desaparecer ni la cantidad ni la toxicidad de la basura, mas bien todo lo contrario, las sustancias tóxicas presentes en los residuos se transforman en formas más tóxicas aún.", declara Sara del Río, responsable de la Campaña de Tóxicos de Greenpeace España.
En España la situación es crítica, la ausencia de datos reales y el poco interés del Gobierno por conocer los impactos de la incineración sobre la salud nos separa de una solución a corto plazo. Ni se conoce el nivel de contaminación actual, ni se actúa para evitarlo. Mientras tanto desde el Gobierno se sigue priorizando la incineración como sistema de gestión de residuos.
En lugar de utilizar tecnologías "sucias", como la incineración, se deben desarrollar y utilizar tecnologías de "producción limpia" que no generen residuos tóxicos y en las que se potencie la reducción, la reutilización y el reciclaje.
Greenpeace