Según se desprende del informe de Greenpeace, en esta zona se detectaron altos niveles de contaminación, de los que la planta de celulosa Sniace es una de las principales responsables. A pesar de que la industria lleva dos años sin verter en esta zona del río, aún son más que notables los niveles de contaminación por elementos organoclorados, derivados del proceso de blanqueo de papel. Esta empresa también ha destacado por sus reiterados incumplimientos de la normativa ambiental desde que se instaló en la zona, en 1941, amparada por una importante permisividad de las administraciones públicas.
De hecho, en 2005, la Confederación Hidrográfica del Norte (CHN) inició el proceso de revocación de la autorización provisional de vertido que tenía la empresa desde 2002, por «incumplimientos reiterados». A pesar de este comportamiento de Sniace y del grave deterioro que ha sufrido el río por los vertidos de la empresa, la CHN ha aceptado un nuevo plan de regularización de vertidos y el Gobierno cántabro ha concedido a todas las empresas del grupo Sniace autorización para seguir vertiendo al río Besaya.
No entendemos en qué se fundamenta Sniace cuando cuestiona el informe de Greenpeace, la contaminación del Saja es una triste realidad a la que ha contribuido y sigue contribuyendo de forma evidente y lamentable esta planta y en lugar de negarla, Sniace debería asumir sus responsabilidades”, ha declarado Sara del Río responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace.
El estudio de Greenpeace hacía también hincapié en la existencia en la zona de la planta de Solvay en Torrelavega, que realiza los vertidos de la producción de cloro a través de un emisario submarino directamente al mar, a 700 metros de la costa, aunque antes se vertían directamente a la Playa de Usgo.
Muchas sustancias organocloradas, como recoge el informe, son persistentes, por lo que tardan, incluso, decenas de años en degradarse, por lo que siguen presentes en el medio ambiente.
Greenpeace