Un centenar de responsables de las campañas de cambio climático y energía nuclear de Greenpeace, procedentes de más de 30 países, reunidos en Bilbao desde el pasado jueves 19 de septiembre, están planificando la estrategia mundial de la organización ecologista para acabar con el uso de combustibles fósiles y la energía nuclear. Los ecologistas se proponen impulsar un movimiento mundial para sustituir esas energías sucias por energías renovables, una vez que los gobiernos no han sido capaces de adoptar dicho compromiso en la Cumbre de Johannesburgo sobre Desarrollo Sostenible.
Greenpeace ha decidido realizar este año su reunión internacional sobre energía en Bilbao, porque el Estado español, con un gobierno de claro talante pronuclear, es el que más se aleja en toda Europa del cumplimiento del Protocolo de Kioto sobre cambio climático, y porque el Gobierno vasco alimenta ese incumplimiento con la construcción de nuevas centrales térmicas. “Queremos movilizar a la sociedad para defender su derecho a la energía limpia y hacer frente a los poderosos lobbies de las grandes empresas nucleares y petroleras”, ha declarado Juantxo López de Uralde, Director Ejecutivo de la sección española de Greenpeace.
Greenpeace denuncia que, mientras el mundo asiste a un cambio climático de efectos cada vez más devastadores, provocado por el uso masivo de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), estas energías sucias están recibiendo subvenciones anuales de los gobiernos por valor de 265.000 millones de € en todo el planeta. “Es necesario cambiar la estrategia energética mundial y eliminar las subvenciones destructivas para el medio ambiente y la sociedad”- ha declarado Benedict Southworth, coordinador de cambio climático de Greenpeace Internacional- “Si realmente queremos hacer frente al cambio climático, los gobiernos deben aceptar que hay que abandonar los combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables.” Tras la exclusión de la energía nuclear del Protocolo de Kioto, esta industria está tratando de sobrevivir forzando a los gobiernos a que sigan inyectando dinero público para salvarla de la quiebra y para que relajen las normas de seguridad.
“En la Unión Europea, Loyola de Palacio ha demostrado ser la principal representante de los intereses de la industria nuclear. En consecuencia está actualmente preparando un paquete de medidas que son un auténtico ´kit de supervivencia´ para esta industria“, declaró Stephanie Mills, coordinadora de la campaña de energía nuclear de Greenpeace Internacional. Greenpeace se opondrá activamente a la aprobación de dichas medidas, relativas a la gestión de residuos radiactivos, relajación de las normas de seguridad de instalaciones nucleares y a la creación de nuevas subvenciones estatales para desmantelamiento, entre otras cuestiones.
El Plan de infraestructuras energéticas aprobado por el Gobierno español el 13 de septiembre en el Consejo de Ministros, impedirá cumplir con el Protocolo de Kioto ya que las emisiones de CO2 aumentarán un 58% sobre los niveles de 1990. Esto es debido a los 56 proyectos de centrales térmicas que se proyectan instalar en todo el Estado, 4 de ellas en Euskadi con unas emisiones de 12 millones de toneladas de CO2. “El Gobierno vasco debe promover las energías renovables y el ahorro de energía, y no permitir la construcción de centrales térmicas que echarán por tierra la estrategia vasca de desarrollo sostenible”, declaró Juantxo López de Uralde. Además, en el Estado español, la campaña antinuclear de Greenpeace concentrará sus esfuerzos en lograr el cierre inmediato de la central nuclear de Garoña, debido a su funcionamiento peligroso. Garoña es, después de la de Zorita (Guadalajara), la central más antigua del parque nuclear español.
Greenpeace