Nota de Greenpeace
El principal resultado es que las concentraciones de toxina Bt en las plantas son altamente impredecibles y variables, por lo que, por ejemplo, las plantas de un mismo campo llegan a diferir entre sí hasta 100 veces. Además, la concentración de toxina es completamente diferente de los niveles ofrecidos por Monsanto cuando solicitó la autorización para comercializar este peligroso maíz.
Estos datos arrojan nuevas incertidumbres y preocupaciones con respecto a la seguridad y la calidad del maíz transgénico, y ponen en entredicho el sistema de autorizaciones de la UE. Consecuentemente, Greenpeace exige la paralización de las autorizaciones y del cultivo del maíz transgénico en España, en la UE y en el resto del planeta.
El informe refleja que no se conocen las razones de esta inestabilidad biológica de las plantas transgénicas; podría deberse a factores genéticos (la construcción genética no es estable), ambientales (por ejemplo, clima o condiciones del suelo) o a ambos. Por ello, Greenpeace considera un claro signo de irresponsabilidad que el actual Gobierno no solamente siga tolerando el cultivo de las variedades transgénicas MON810, que aprobó el anterior ejecutivo, sino que siga autorizando nuevas variedades de este maíz cuando no se conoce el comportamiento de cada una de ellas.
Apenas existen estudios sobre el impacto de las condiciones ambientales sobre las plantas transgénicas ni datos que muestren cómo evoluciona la concentración de toxina Bt en las plantas en condiciones reales de cultivo comercial. Esta ausencia de información produce la impresión de que las plantas modificadas genéticamente producen unos niveles de Bt estables, consistentes y más o menos independientes del impacto del medio ambiente o de las condiciones genéticas específicas. Este informe de la organización ecologista demuestra que es absolutamente falso.
“Queda claro que el estudio presentado por Greenpeace demuestra una vez más que los resultados del experimento de los transgénicos a escala mundial son impredecibles”, ha afirmado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña contra los transgénicos de Greenpeace.
El estudio ha sido presentado a un grupo de expertos alemanes, los cuales han coincidido en la valoración de que es urgente que la UE y los estados miembros establezcan unos métodos uniformes para analizar el contenido de toxina Bt en estos cultivos. “Es absolutamente irresponsable realizar estudios de evaluación de riesgos y aprobar ningún transgénico antes de que hayan sido definidos métodos estandarizados y suficientemente fiables para determinar las concentraciones de Bt“, ha añadido Carrasco.
Mientras no se clarifiquen estas cuestiones relativas a la evaluación de riesgos, el monitoreo y la calidad del producto, el cultivo comercial de MON810 debe ser paralizado dado que la base legal para la aprobación del MON810 no se está cumpliendo. Greenpeace exige la paralización de las autorizaciones y del cultivo del maíz transgénico en todo el mundo, así como la paralización de toda liberación de transgénicos al medio ambiente.
Greenpeace