Biólogos e ingenieros comprobaron que puede eliminar entre un 20% y un 30% del material indeseable de un litro de líquido. Esta podría ser una solución viable y económica de descontaminación hídrica para fábricas y pequeñas localidades.
El profundo universo de las algas y sus prolíficas virtudes son el objeto de estudio de un grupo de investigadores que no ha parado de sumergirse, desde hace cinco años, en los secretos de este singular organismo. Ahora descubrieron lo que puede hacer la diminuta Chlorella vulgaris, una variedad propia de aguas dulces.
Este espécimen verde, de forma esférica, mide entre 2 y 10 micras (milésimas de milímetro) y tiene una capacidad enorme para atraer grasas y aceites inmersos en aguas residuales. Para el caso del estudio, se utilizaron las aguas procedentes de una empresa de cebos, que son tratadas con diferentes técnicas físico–químicas para luego devolverlas al medio.
Esta microalga se halla en ríos, lagos, humedales e incluso en suelos húmedos. Una de las razones para utilizarla es su fácil adaptación y supervivencia en fuentes hídricas con altos grados de contaminación. Además, tiene la capacidad de consumir materia orgánica.
El biólogo Luis Carlos Montenegro y el ingeniero químico Rubén Darío Godoy, de la Universidad Nacional de Colombia, y Alejandro Herrera, ingeniero químico de la Universidad de América, pudieron comprobar en el Laboratorio de Cultivos de Algas que, en un litro de agua con cebo, las microalgas “devoran” entre el 20% y el 30% de este.
En primer lugar, se tuvieron que identificar las condiciones adecuadas para su cultivo. Luego se efectuó la toma de muestras y su caracterización (demanda química de oxígeno –DQO–, oxígeno disuelto, aceites, grasas y pH) antes del tratamiento.
“Introdujimos las algas en botellas llenas de agua cargada de grasa, con buenas condiciones de luz y temperatura; esperamos ocho días y observamos que el contenido de cebo disminuía ostensiblemente”, recuerda Montenegro, experto en esta variedad de seres vivos que, aunque parecen plantas, no lo son.
El estudio determinó que la unión de microalgas y microorganismos (como bacterias y hongos) redunda en una remoción de contaminantes orgánicos más eficiente. Según el biólogo, la microalga se encarga de hacer fotosíntesis y producir oxígeno, el cual es consumido por otras bacterias que también degradan la materia orgánica presente en estos desechos.
AQUAHOY