Identifican sardinas y jureles con técnicas forenses

sardinas

El ADN de las mitocondrias –orgánulos de las células– es ideal para distinguir especies. En concreto, una de sus partes, el citocromo b, es un marcador genético que usan los científicos para establecer las relaciones de parentesco entre géneros y familias, además de algunos laboratorios forenses para identificar animales que aparecen en la escena de un crimen (gatos o insectos, por ejemplo).

Ahora, por primera vez, investigadores de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos (ANFACO-CECOPESCA) han aplicado esta técnica para la identificación genética de pequeñas especies pelágicas (alejadas de la costa), como las sardinas y los jureles o chicharros. El trabajo ha contado con el apoyo del Fondo Europeo de la Pesca (EFF) y el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM).

“Estas herramientas moleculares suponen un gran avance para el sector, ya que permiten el control y seguimiento de las importaciones pesqueras, así como asegurar un etiquetado correcto”, destaca a SINC Montserrat Espiñeira, bióloga de ANFACOCECOPESCA y directora de la investigación.

Aplicando el método, el equipo ha podido identificar más de 20 especies del grupo de las sardinas (con géneros como Sardina, Sardinella, Clupea, Ophistonoma y Ilisha) y otras tantas de jureles (géneros Trachurus, Caranx, Mullus, Rastrelliger y otros) procedentes de mares de todo el mundo.

La metodología consiste en recoger una muestra del ADN mitocondrial del pez (aunque esté enlatado o transformado), amplificar un fragmento de citocromo b (con la técnica PCR de reacción en cadena de la polimerasa) y, por último, realizar un análisis filogenético mediante la obtención de una “secuenciación nucleotídica con información forense” (FINS, por sus siglas en inglés).

El estudio referido a las sardinas se publica este mes en la revista European Food Research and Technology, y el de los jureles apareció en marzo en el Journal of Agricultural and Food Chemistry.

Los investigadores se centran ahora en analizar las propiedades organolépticas, microbiológicas, físico-químicas y nutricionales que distinguen a las especies analizadas, además de valorar si algunas que no se pescan podrían llegar a ser de interés para el consumidor. “El objetivo final es mejorar la gestión de los recursos pesqueros y explotarlos de una forma sostenible”, apunta Espiñeira.

El equipo también está desarrollando metodologías moleculares de identificación rápida (basadas en la técnica denominada Real Time-PCR), que de forma sencilla y en menos de 3 horas permitirán diferenciar los peces pelágicos pequeños de mayor valor comercial: el boquerón europeo (Engraulis encrasicolus), la sardina europea (Sardina pilchardus) y la principal especie de jurel (Trachurus trachurus).

SINC

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