Injusticia en el PAC para el sector Ovino

Cualquier persona ecuánime, si da una prima a una especie, esta debe estar relacionada con la que da a la otra, como se ha hecho entre oveja y cabra.
Una oveja equivale a 0,15 vacas en cuanto a consumo de pasto, como reconoce la propia Unión Europea; dicho de otra manera, 6,7 ovejas comen igual que una vaca. Es decir, donde pastan 100 vacas lo hacen 670 ovejas.

Pues bien: 100 vacas, contabilizando todas las primas que reciben, suponen bastante más del doble que las que perciben 670 ovejas. Pregunten a cualquier ganadero en crisis, que si cobrase una prima superior a 60€ si se vendería el rebaño.

El ganadero de ovejas debe pagar los pastos y la mano de obra al precio que marca el vacuno, con el que no puede competir por la gran diferencia entre primas.

Por esta actuación errónea de la Unión Europea, ésta debe hacerse responsable del estado en el que se encuentra el sector ovino.
La situación actual no es una crisis, es una injusticia cometida por la UE que debería resarcir a los ganaderos de ovino y caprino, pagando la deuda histórica acumulada durante todos los años en que se ha cometido este agravio comparativo, incorporando a la PAC este error, y haciendo que los derechos actuales, como mínimo, se equiparen al vacuno, a razón de que las primas que reciban 6,7 ovejas se correspondan con la de una vaca y en los mismos conceptos de animal primable.

Es en momentos así, cuando se echa en falta en España una Asociación de Ganaderos de Ovino fuerte, como tienen los ingleses, y que está llevando una gran oposición a la implantación de la identificación electrónica.
El ganadero no debe conformarse con ayudas suplementarias, que seguramente van a darle, hasta conseguir la equiparación vacuno/ovino que es lo único correcto y justo.
El chequeo de la PAC no contiene ninguna reparación a este agravio, y cada día desaparecen 2.000 ovejas de nuestros campos, sin que a nadie parezca importarle.
Si se desacopla el ovino, como parece, antes de subsanar este grave error, las consecuencias pueden ser brutales. Es urgente reestablecer el equilibrio perdido y después que decida el ganadero en libertad y desde beneficios, y no desde la situación actual sin alternativa. Es injusto que después de trabajar muchos años de 365 días laborables, tengan que malvender el rebaño y regalar los derechos por carecer de valor. El rebaño que se venda difícilmente va a volver.
España es un país de ovejas y el grado de reducción de censo actual debe pararse de inmediato. No debe permitirse que unas subvenciones mal aplicadas destruyan la potente industria ovina española.

consultorioovino.com

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