Los agricultores españoles tienen derecho a acceder a las innovaciones biotecnológicas para aumentar sus producciones y mejorar la calidad de sus productos, con el debido control de la Administración y los técnicos competentes.
Gracias a la tecnología genética se ha contribuido a la producción de alimentos más nutritivos, con mayor calidad alimentaria (vitaminas, principios activos, valor, duración, etc.). Los OMG se logran sin alterar las cualidades beneficiosas del producto e incluso consiguen que se reduzca el riesgo de alergias a determinados alimentos. Este aspecto adquiere vital importancia en las zonas más deprimidas donde cada día mueren miles de personas por desnutrición. Un ejemplo es el arroz dorado, una variedad transgénica que contiene betacaroteno, productor de vitamina A.
Por otro lado, las plantas resisten más ante las plagas y los insecticidas. Del mismo modo, los animales aumentan su resistencia a determinadas enfermedades. Estas ventajas reducen o eliminan el uso de plaguicidas y otros productos veterinarios por lo que las producciones y explotaciones son más rentables para el agricultor y más seguras para el medio ambiente.
A través de la tecnología genética pueden crearse plantas capaces de vivir en zonas desérticas o en suelos erosionados, lo que hará posible cultivar en zonas donde normalmente es muy difícil hacerlo. Asimismo, el número de especies posibles de cultivar también aumentará. Por otro lado, estas técnicas ayudarán a conservar especies en peligro de extinción.
Los distintos organismos de control, tanto nacionales como internacionales, han intensificado el control sobre estos productos, tanto en las zonas de cultivo y el proceso de producción como en el etiquetado de los mismos (véase la última normativa aprobada en enero de este año en el Parlamento Europeo). Aún no se conoce ningún problema de salud o enfermedad provocada por este tipo de cultivos, y hoy no se concibe, en un concepto de desarrollo sostenible, la critica a los OMG.
COI Agrónomos Centro