En un artículo anterior hablábamos sobre cómo atraer biodiversidad a tu jardín con un estanque. Existen muchos tipos diferentes de estanques que vienen definidos principalmente por el tipo de material que se utiliza para su construcción; cada uno de ellos tiene sus ventajas y desventajas.
Una manera económica y sencilla de construir un estanque es hacer un agujero en el suelo de la forma deseada, taparlo con un material plástico flexible y llenarlo de agua. El principal problema de este estanque es que el plástico se puede perforar y vaciarse.
Los estanques prefabricados con plástico o fibra de vidrio son los más fáciles de construir y mantener. Muy económicos, tienen sin embargo el inconveniente de que se pueden romper durante el invierno si las temperaturas son inferiores a cero grados, por lo que es conveniente vaciarlos y guardarlos hasta la primavera siguiente.
Los estanques de cemento son la opción más cara pero son los más resistentes ya que te durarán durante muchos años con el mínimo mantenimiento. Una vez tengas tu estanque puedes aportarle vegetación con plantas acuáticas para estanques o nenúfares.
Para la construcción de estanques se puede usar lona EPDM que es una especie de caucho, resistente a temperaturas extremas. Tiene una garantía de 20 años a las inclemencias del tiempo.