Los alimentos funcionales, aquellos a los que se les ha añadido elementos que tienen como objetivo mejorar la dieta y la salud, han sido tema de estudio por parte de los investigadores en nutrición que analizan los productos reforzados que la industria alimenticia lanza al mercado.
Ascensión Marcos, directora del Instituto de Nutrición y Bromatología del CSIC, en la conferencia «Nutrición: Verdades y falacias» que ofreció el pasado miércoles, dentro de las actividades de la I Semana de la Ciencia y la Tecnología, consideró imprescindible que yogures, zumos y leche entre otros, elaborados muchos de ellos con probióticos -bacterias que se alojan en el intestino y ayudan a prevenir enfermedades porque refuerzan los mecanismos de defensa ante elementos patógenos- cumplan con ciertos requisitos: que el ingrediente no reduzca el valor nutritivo del alimento, que éste sea administrado de una manera convencional (nunca en forma de tabletas, cápsulas o polvo) y que no sea nocivo si se ingiere por encima de las cantidades aconsejadas.
Aunque el mercado evoluciona con rapidez, Ascensión Marcos asegura que en términos generales la industria ofrece productos probióticos bastante saludables.
Según la investigadora, se ha comprobado que los probióticos potencian las defensas del organismo, propician un mayor equilibrio de la microflora intestinal, reducen las enzimas fecales implicadas en la iniciación del cáncer, son efectivas en el tratamiento de la diarrea del viajero, reducen el colesterol sérico y los síntomas de mala absorción de la lactosa, además de tener el efecto adyuvante de las vacunas.
Actualmente, el grupo de investigación dirigido por Asunción Marcos se dedica a dos áreas de estudio: la evaluación del estado nutricional, es decir, de las patologías relacionadas con nutrición que se producen en distintos grupos de población, y la valoración de hasta qué punto son saludables los alimentos que se venden como tal.
Igualmente, se trabaja en la determinación de los niveles de absorbción de elementos como el calcio que se le agrega a la leche. Los estudios se realizan en grupos según la edad, las patologías y las dosis que se administran para determinar los beneficios reales.
CSIC