La provincia de Málaga es la tercera área española, y la primera andaluza, en lo relativo a la extensión del cultivo del limón. Según el Censo Agrario de 1999, último realizado en España, Málaga cuenta con casi 5.000 hectáreas de plantaciones de limón (5.300 en 2007) divididas en 3.771 explotaciones, lo que supone el 78% del total regional y el 13% del total nacional, sólo por detrás de Murcia y de la provincia de Alicante. La mayoría de las plantaciones se sitúan en el Valle del Guadalhorce y en torno al río Vélez y se calcula que más de 3.000 agricultores se dedican a este cultivo. Las cifras hablan solas sobre la importancia de esta actividad para Málaga.
A través de la caracterización de las explotaciones, el estudio cartográfico y el análisis cuantitativo y cualitativo de la realidad de las mismas, Natera y su equipo han elaborado un diagnóstico del sector: “La situación es mala. No se puede calificar de otra manera. Y el principal problema viene del precio –explica Natera- Los precios que se pagan por la fruta en origen no cubren costos (para que fueran rentables habría que pagar 0,20 céntimos por kilo)”.
Además, hay problemas estructurales importantes. “La edad media de los productores supera los 60 años y para los jóvenes la opción de trabajar en los campos no resulta atractiva. Mucho menos si se trata de explotaciones con pérdidas”. Los agricultores, ya mayores, “son reacios a los cambios y a las innovaciones porque no ven que nadie quiera continuar con las plantaciones”. Y el mercado hoy no sólo exige fruta de calidad sino “limones con certificados de origen, trazabilidad, mejores protocolos de producción…”. Eso implica gastos e innovaciones. Natera puntualiza: “No es necesario reconvertir la producción, sino la manera en que se justifica”.
Además, hay otro problema estructural fundamental que es el minifundismo. “En Málaga tenemos explotaciones muy pequeñas, con unos tamaños muy reducidos (por encima del 80% no llegan a una hectárea), que impiden abordar la mecanización y encarecen la cosecha ”. Por este motivo, los investigadores abogan por potenciar las asociaciones de agricultores a través de cooperativas agrarias que permitirían gestiones comunes como, por ejemplo, “las solicitudes de ayudas y subvenciones”.
Innova Press