Para comprender el fenómeno es necesario conocer que la cordillera Bética “está dividida en una Zona Externa, su mitad septentrional, y una Zona Interna, al sur. Esta se situaba originalmente a cientos de kilómetros al este de su posición actual –explica el investigador-, pero hace algo más de 20 millones de años se empezó a desplazar hacia el oeste y chocó con la Zona Externa a la que deformó profundamente y arrastró en parte, momento en el que se produjo la falla Cádiz-Alicante, que atraviesa buena parte de la corteza y supone una discontinuidad notoria de la cordillera en varios aspectos, por ejemplo, en la sismicidad”.
Parte de los nuevos datos que justifican la existencia de esta falla se consiguieron en el estudio de la gravimetría de la cuenca de Guadix-Baza en el que intervinieron investigadores de las universidades de Alicante, Granada y Jaén, formando un equipo multidisciplinar. Sus resultados, permitieron conocer la posición de la falla de Cádiz-Alicante bajo sedimentos recientes de la cuenca. Otro resultado importante de esa campaña fue el conocimiento de la existencia de diversas subcuencas dentro de la cuenca de Guadix-Baza, entre las que destaca subcuenca de Baza (con desplazamientos verticales superiores a 2000 m, producidos por una falla casi Norte-Sur descrita entonces por primera vez – la falla de Baza) muy probable responsable del terremoto de Baza de 1531.
La falla de Cádiz-Alicante “se puede distinguir bien en la zona de Mula, Crevillente, en la cuenca de Granada y en otros sectores, pero en la de Guadix-Baza no la esperábamos ver tan claramente, lo que se ha logrado gracias a los estudios gravimétricos”. Estas mediciones se realizan con un gravímetro de campo, un aparato portátil que permite medir la gravedad en cada punto respecto a una base en la que se tiene la medida precisa de la gravedad. Hay que hacer correcciones de topografía, altura y del efecto de la marea en tierra – no solo se siente en el mar- para conseguir medidas fiables.
Desde hace 10 millones de años los movimientos hacia el oeste que generaron esta falla se han frenado y desde entonces la falla de Cádiz-Alicante ha sido una barrera que forma el límite norte de las nuevas cuencas intramontañosas que se formaron, así la de Granada, las subcuencas de Guadix-Baza, la de Crevillente, etc. Algunos terremotos recientes, por ejemplo el terremoto de Mula de 1999, parecen estar relacionados con movimientos de diversos segmentos de esta falla. Para Sanz de Galdeano la constatación de esta discontinuidad tectónica “es una aportación al conocimiento básico de la geología de la región” lograda en colaboración con diversos equipos.
Csic