Sin embargo, el nuevo instrumento automático es capaz de descifrar, mediante un sistema espectofotométrico, las características de la bebida de una forma rápida y precisa. «El nuevo sistema mide la absorción de la luz en diferentes longitudes de onda. Automáticamente, la máquina coge una muestra del vino y mide la longitud de onda de la luz, tanto en el espectro ultravioleta y el infrarrojo como en la zona visible», explica José Antonio García Mesa, investigador del Centro IFAPA Venta del Llano en Mengíbar (Jaén).
El invento toma así la información dependiendo del color del jugo de uva, no solo del color visible por el ojo humano (espectro visible) sino también de los rayos infrarrojos y ultravioletas, imposibles de alcanzar por nuestras retinas.
«Los azúcares, la densidad, el color y el índice de polifenoles –que le dan cuerpo al vino– son los parámetros básicos para conocer el proceso de fermentación tanto de la uva tinta como de la blanca», asegura García Mesa, natural de Jaén.
Rápido y eficaz
Antes estas mediciones se realizaban mediante procedimientos manuales. Por ejemplo, la densidad se medía con una especie de flotador, llamado aerómetro, que se colocaba en la superficie del vino y se iba viendo la densidad según se hundía este aparato más o menos.
El invento permitirá así a las empresas del sector tener bien clasificados sus vinos en el menor tiempo posible y con un coste económico mucho menor. «Gracias a esta metodología estos cuatro parámetros se determinan directamente de forma rápida y automática lo que supone un gran ahorro de tiempo, ya que ahora no es necesario hacer cuatro analíticas diferentes para medir cada uno de los parámetros», destaca el experto.
Isabel López Infante, otra investigadora del equipo, adelanta que este tipo de sistemas es de gran interés para el sector productor: «Hasta la fecha, la complejidad de las metodologías al uso y la necesidad de infraestructuras y personal adecuados para llevarlas a cabo hacen que el grado de control de los procesos no sea una tarea fácil y al alcance de todos. Pero este sistema permite que cualquier empresa pueda controlar fácilmente el proceso de elaboración de los vinos, sin necesidad de grandes infraestructuras analíticas y simplificando mucho el proceso con el consiguiente ahorro».
Este estudio ha tenido una duración de dos años y se encuadra dentro del área de investigación de tecnología postcosecha e industria agroalimentaria del IFAPA, perteneciente a la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa. En él han participado cinco especialistas químicos e ingenieros agrónomos tanto del Centro IFAPA de Venta del Llano en Mengíbar como el Centro IFAPA de Cabra, en Córdoba.
Junta de Andalucía