Esta herramienta, vinculada a un proyecto de excelencia, alertará de la aparición de síntomas o en momentos en que la infección esté latente. En el desarrollo y posterior fabricación del kit participará la empresa Biomedal.
El olivar andaluz y de otras zonas de la cuenca mediterránea sufre anualmente la pérdida de un número considerable de árboles por enfermedades producidas por patógenos del suelo como son Verticillium dahliae y algunas especies del género oomiceto Phytophthora.
Actualmente, no existen métodos de detección precoz de estas enfermedades y, una vez que se manifiestan, determinar cuál ha sido el agente infeccioso es demasiado complejo como para que en la práctica se utilice de forma rutinaria. La ausencia de un diagnóstico exacto impide la correcta evaluación de las causas y la toma adecuada de decisiones sobre el control de dichas enfermedades.
«La exposición de la planta a cualquier tipo de estrés lleva a cambios de la expresión génica como la inducción de genes y síntesis de proteínas de respuesta ante el estrés al que se ve sometida», apunta el investigador principal del proyecto, Francisco Luque.
Muchas de estas respuestas se producen de forma sistémica, a gran distancia de donde se está produciendo inicialmente el daño. «Por ello, si se determina qué proteínas del olivo pudieran estar sintetizándose de forma específica y sistémica como consecuencia de la infección por estos patógenos, encontraríamos bioindicadores moleculares del estado fitosanitario de la planta y sería posible desarrollar un método diagnóstico basado en la detección de dichas proteínas», aclara.
Los expertos realizarán un estudio transcriptómico dirigido a conocer cómo se afecta el perfil de expresión génica del olivo durante la infección por V. Dahliae y por P. megasperma, comparándolo con los cambios producidos como consecuencia de la acción de determinados agentes abióticos.
«Es difícil para los viveristas garantizar que las plantas que suministran están realmente libres de patógenos, especialmente en el caso de V. dahliae. Esto se debe a que los métodos diagnósticos que existen necesitan de laboratorios muy especializados, son caros y no garantizan la detección precoz de la enfermedad, por lo que plantas aparentemente sanas, pero infectadas, pueden estar siendo distribuidas y contribuyendo a la dispersión de la enfermedad».
Los métodos están basados en la identificación del patógeno en medios de cultivo, o en procedimientos moleculares basados en distintos protocolos de la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Sin embargo, para Luque, «hay limitaciones». «Entre otras, está el hecho de que en las épocas en las que el hongo no es activo, como son el verano y el invierno, suelen dar falsos negativos».
Otro problema para el correcto diagnóstico de la verticilosis del olivo es que los síntomas que produce pueden confundirse en determinadas situaciones con el de otros patógenos o estreses abióticos que producensíndromes conocidos bajo el nombre de seca del olivo. Se conocen varios patógenos que pueden producir síntomas similares a V. Dahliae: Cylindrocarpon destructans, Phytophthora megasperma, P. palmivora, Pythium irregulare y Sclerotium rolfsii, entre otros.
«Por este motivo, disponer de un sistema diagnóstico de fácil manejo sería de gran importancia para evitar la diseminación de árboles-plantones infectados por parte de viveristas, lo que unido a otras medidas fitosanitarias, permita frenar el avance de estas enfermedades por el olivar andaluz y en general por la Cuenca Mediterránea», concluye.
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