Este agricultor sabe por experiencia propia que se enfrenta a algo mayor y más serio que una sequía. En su dialecto tonga, se le conoce como kukasaala kwanyika (calentamiento global).
Situaciones como ésta son frecuentes en las cuencas alimentarias de los países más pobres, principalmente de África al sur del Sahara y Asia meridional.
Estas regiones ya se han visto afectadas por el cambio climático. Un aumento de tan sólo 2°C en la temperatura a nivel mundial, el mínimo que se espera para 2050, podría tener efectos adversos de enorme magnitud en las cuencas alimentarias. En el peor de los escenarios, los resultados casi seguros serán sequías y tormentas más frecuentes e intensas, seguidas de inundaciones aún peores.
1.400 millones de personas en 54 países serán las afectadas
De acuerdo con cálculos de 2006 realizados por el Grupo de investigación y desarrollo del Banco Mundial, las pérdidas agrícolas originadas por el calentamiento global en los países más pobres podrían ascender a entre US$41.000 millones y US$102.000 millones al año. Cerca de 1.400 millones de personas de 54 países, muchas de ellas ya desnutridas, podrían sufrir una hambruna aún mayor. Y cientos de millones de seres que todavía no nacen podrían enfrentar un destino similar.
No obstante, ese espectro no necesariamente tiene que hacerse realidad, señalan los expertos del Banco Mundial encargados de ayudar a prevenir esta situación. En muchos casos, la adaptación de la agricultura al cambio climático podría ser el elemento decisivo, comentan.
La mitigación, que involucra reducir la carga de carbono en la atmósfera que causa la mayor parte del calentamiento global, recibe más atención y financiamiento ahora que el mundo se ve enfrentado a decidir lo que debe hacer frente al cambio climático. Sin embargo, la mitigación podría demorar decenios en lograr sus objetivos. La adaptación en agricultura no se centra en reducir la carga de carbono, pero puede ayudar a muchos agricultores a evitar, ahora mismo, los peores efectos del cambio climático.
La adaptación agrícola recurre a herramientas tan antiguas como el arado y tan modernas como la computadora.
Puede ser tan simple como cambiar las prácticas de labranza para conservar el suelo y el agua o tan sofisticada como plantar nuevas cepas de semillas resistentes al calor y adaptadas a los pronósticos de temperatura localizados. Podría involucrar costosas inversiones en riego si las cifras apuntan a una recuperación de la inversión a través de los ingresos netos por hectárea -y siempre que existieran abundantes recursos hídricos disponibles.
En el Banco Mundial, los expertos en adaptación, entre los cuales hay economistas, ambientalistas y agrónomos, concentran gran parte de su atención en África al sur del Sahara, donde 75% de la población depende de la agricultura, parte de la cual se practica en las zonas que más se han visto afectadas por el clima en el mundo.
«Los agricultores podrán adaptarse al futuro cambio climático»
Debido a la imposibilidad de predecir los cambios que ocurrirán, es difícil determinar en qué medida se podrán adaptar los agricultores al cambio climático. En la comunidad internacional del desarrollo, hay quienes creen que el pasado es un buen indicador de la capacidad de respuesta de los agricultores en el futuro.
Por ejemplo, Ariel Dinar, economista principal en la unidad de investigación y desarrollo del Banco, sostiene que según nuevas investigaciones, la “agricultura en África es muy resiliente al cambio climático y los agricultores sí podrán adaptarse a los futuros cambios en el clima”.
La investigación incluyó estudios sobre clima, agua y suelo y datos económicos de 16 zonas “agroecológicas” en África al sur del Sahara simuladas respecto de cuatro situaciones climáticas que pueden darse en el futuro. Concluye que “a menos que el calentamiento sea muy grave, el ingreso de los agricultores no debería disminuir más”, explicó Dinar.
Sin embargo, para evitar resultados cada vez peores en la mayoría de los escenarios, Dinar agrega que sería necesario implementar la adaptación a una escala coordinada e integral que abarque desde los agricultores individuales hasta las autoridades responsables de la formulación de políticas en los ministerios sociales, agrícolas y de finanzas y donde las organizaciones dedicadas al desarrollo, como el Banco Mundial, presten su asistencia través de financiamiento y conocimientos especializados.
Dinar indicó que si la adaptación se realiza a lo largo de zonas agroecológicas sin seguir las fronteras de los países, en la mayoría de los casos se podrían introducir muchas prácticas alternativas que produzcan “resultados suficientemente alentadores para justificar sus costos”. Las situaciones que él y el co-autor de su informe simularon demostraron que las ganancias netas por explotación agrícola podrían aumentar incluso en aquellos casos en que se agregara un costoso riego (y hubiera agua disponible).
En teoría, la adaptación ofrece a los agricultores grandes opciones, aunque muchos podrían no contar con los recursos necesarios para tomar esas opciones. “Ahí es donde puede intervenir el gobierno para ayudarles”, agregó Dinar. “O también puede ser que actúe el Banco Mundial y ayude a iniciar un proyecto de adaptación”.
“La adaptación para la agricultura a una escala coordinada e integral, que involucre asistencia pública y privada, aún está en pañales. No obstante, análisis pioneros y proyectos de reciente inicio en terreno en Andhra Pradesh en India y que cuentan con el apoyo del Banco han producido resultados alentadores en ese estado rural empobrecido tan afectado por la sequía”, comentó Ian Noble, especialista superior en cambio climático del Departamento de medio ambiente del Banco Mundial y autor conjunto de un libro de reciente publicación sobre la nueva situación en Andhra Pradesh.
Un reemplazo permanente del cultivo de arroz por cultivos que no necesiten tanta agua, como el mijo o los cacahuates, es un ejemplo de la adaptación que ayuda a brindar algo de estabilidad económica en Andhra Pradesh, según concluye el libro, Overcoming Drought: Adaptation for Andhra Pradesh, India.
Sin embargo, hasta el momento las estrategias de adaptación en agricultura son la excepción más que la regla en los países en desarrollo.
En la actualidad, el Banco persigue una estrategia de adaptación más ambiciosa
Entre 2000 y 2007, sólo 17 de 73 estrategias de asistencia a un país (EAP) para naciones pobres que contaron con la ayuda de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial hacían referencia a los potenciales efectos del cambio climático, mostró la investigación de Noble. De hecho, incluso menos estrategias contenían una declaración directa sobre el cambio climático. Una nueva herramienta de software computacional desarrollada por Noble y su grupo de trabajo identifica los riesgos climáticos y sugiere medidas para enfrentarlos. Los riesgos son codificados por color y el color rojo identifica a los más graves.
Quizás el ejemplo más significativo del nuevo rumbo que sigue el Banco Mundial sea su nuevo marco estratégico sobre cambio climático y desarrollo que se encuentra en preparación. Entre otras cosas, el marco ofrecerá orientación respecto del modo en que la adaptación, tanto en la agricultura como en otras áreas (como el caso de las costas proclives a inundación), se puede integrar a estrategias de desarrollo nacionales, sectoriales y regionales.
Los programas de adaptación completamente integrados que cubran la agricultura, la reducción de inundaciones y otras acciones defensivas podrían aumentar el costo de los proyectos de la AIF entre 6% y 21% (entre US$714 millones y US$2.500 millones) al año, de acuerdo con nuevos cálculos del equipo del Marco estratégico sobre cambio climático y desarrollo del Banco Mundial (SFCCD, por sus siglas en inglés). La forma en que se pueden cubrir esos costos y quién se encargará de pagarlos es algo que aún queda por definir.
Banco Mundial
ES EVIDENTE LOS TRASTORNOS QUE SUFRIRA LA AGRICULTURA A NIVEL MUNDIAL, HOY EN DIA DEBEMOS ESTABLECER ENTRE LOS PAISES INTERCAMBIO DE ALIMENTOS POR EJEMPLO PENSAR EN SEMBRAR ARROZ EN PAISES CON ESCASA AGUA DISPONIBLE NO ES CONGRUENTE, DE AHI LA NECESIDAD DE REALIZAR INTERCAMBIO DE ALIMENTOS.