La Asociación General de Productores de Maíz de España (AGPME) ha solicitado al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que autorice las variedades pendientes de maíz genéticamente modificado “con la mayor urgencia posible y dada la inmediatez de la campaña de siembras”.
Desde la AGPME explican que si se considera – como así es – que las variedades han cumplido todos los requisitos técnicos y administrativos relativos a la seguridad, la sanidad y el medio ambiente que establece el marco jurídico vigente, “no encontramos razón alguna para no hacerlo”. En la solicitud enviada al ministro por Agustín Mariné, presidente de la AGPME, se señala que “para la Asociación la disponibilidad de estas variedades, especialmente las resistentes a herbicidas de contacto no residuales, son un elemento de primer orden para mantener una mínima rentabilidad en las explotaciones”.
Dicha rentabilidad queda mermada por el aumento de los costes y por el descenso de los precios de mercado en un proceso que hace peligrar la continuidad de la actividad. En los diversos encuentros mantenidos entre la AGPME y el ministro de Agricultura se le ha recordado que la experiencia de las siembras de este tipo de variedades en España está resultando claramente positiva. “Por un lado se ha confirmado en campo la aptitud agronómica con mejores rendimientos y una reducción de costes y por otro la eliminación de tratamientos insecticidas antitaladro, con la consiguiente mejora medioambiental”.
Junto a esto los mercados han funcionado correctamente. Desde la AGPME se aclara que la identificación y la trazabilidad del producto debe estar asegurada, tanto para la producción nacional como para la importación. El control de las mezclas ocasionales y la idoneidad de los sistemas de análisis deben estar garantizados. Pero aun tomando estas lógicas precauciones, la AGPME recuerda que la biotecnología está generando avances importantísimos en diversas ramas de la ciencia. No sólo en la medicina sino también en la agricultura con la obtención de variedades, como por ejemplo el arroz rico en vitamina A, que puede resolver esta carencia en amplias zonas del mundo.
Agustín Mariné explica que “Europa no puede quedarse al margen de estos avances a riesgo de caer en una dependencia tecnológica de graves consecuencias para el futuro”.
GABINETE DE PRENSA