En un contexto en donde los principales costes de producción de los agricultores se incrementan año tras año, la agricultura de conservación se perfila como un probado, y extendido modelo en numerosos países, que con la aplicación adecuada, permite a los agricultores reducir sus gastos y elevar el rendimiento de sus cultivos, además de producir constatables beneficios para el Medio Ambiente. Es lo que se conoce como “servicios ambientales de la agricultura”.
La agricultura de conservación consiste en una serie de técnicas que buscan recuperar y conservar la riqueza y estructura de los suelos mediante su protección con cobertura vegetal, con lo que, además, aumentan su contenido en materia orgánica se fija carbono, se reducen las emisiones de CO2 y se retiene agua en el suelo, requiere el uso de maquinaria específica respetuosa con la cubierta, la rotación de cultivos y un uso eficiente de insumos.
Por este motivo, la Asociación Española de Agricultura de Conservación Suelos Vivos se ha incorporado recientemente a la Plataforma, con el objetivo, en palabras de Jesús Gil Ribes, presidente de esta institución, de destacar y potenciar el papel de estas técnicas sostenibles.
La agricultura tradicional y la de conservación soportan costes similares en cuanto a los sistemas de aplicación de fitosanitarios se refiere, y aunque la maquinaria requerida para la siembra directa requiere una inversión adicional, esta diferencia de gastos se ve compensada positivamente por la reducción de labores y el menor consumo de gasoil.
De este modo, mediante las técnicas de conservación, la utilización del tractor y del resto de la maquinaria se optimiza, con lo que el gasto en energía y gasóleo desciende notablemente.
Otro elemento que supone una ganancia para el agricultor es el factor tiempo. Con la puesta en práctica de una agricultura de conservación, las horas destinadas a las labores del campo también se ven reducidas y esto se traduce también en ahorro de costes de producción.
Por el contrario, Gil Ribes afirma que, “en igualdad de condiciones, la producción de una hectárea de cultivo, con una correcta aplicación de las prácticas asociadas, supone que la rentabilidad de las plantaciones se incrementa gracias a la mayor riqueza de los suelos y a la rotación de los cultivos”.
Del mismo modo y con respecto al cambio climático, los servicios ambientales de la agricultura de conservación también son constatables, ya que gracias a la fijación del dióxido de carbono (CO2) al suelo debido al no laboreo, el balance de emisiones a la atmósfera disminuye de manera muy notable.
Por último, otro de los beneficios directos al medio ambiente es que, con la mejora de la estructura del suelo y el mantenimiento de los restos vegetales sobre él, se favorece la infiltración de agua en el suelo y se reducen, e incluso evitan, las erosiones y escorrentías. Este hecho es sumamente beneficioso sobre todo para los cultivos herbáceos y leñosos en zonas de pendiente. La extensión de la agricultura de conservación supondría un descenso en los riesgos de riadas que tantos problemas han causado en España en los últimos años.
Todas estas mejoras se pueden ver cuantificadas en el “Informe de Indicadores de Sostenibilidad de la Agricultura y la Ganadería Españolas”, elaborado por el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medio Ambientales de la UPM (CEIGRAM) a petición de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible; donde se concluye que la agricultura española, gracias a la investigación y a la aplicación de nuevas tecnologías, cada vez consume menos agua y energía, pierde menos suelo y emite menos gases a la atmósfera para producir una unidad de producto (kg o litro) o por euro de producto. Este informe puede ser consultado en su totalidad en la página web, www.agriculturasostenible.org.
Agricultura_Sostenible
La agricultura es un área donde se utilizan metodos modernos para el proceso que conlleva esta. Además de utilizar nutrientes en esta área ayuda con las impureras de la tierra y minerales.