La agricultura en Oriente Próximo sufrirá por el cambio climático

El hambre y la malnutrición provocados por el cambio climático afectarán con mayor probabilidad a las personas pobres, desnutridas o que dependen de la producción local de alimentos, según un informe debatido en la Conferencia Regional de la FAO para Oriente Próximo (1-5 de marzo de 2008) reunida en El Cairo.

Oriente Medio y el Norte de África se hallan particularmente expuestos a la escasez de agua. Con un aumento de la temperatura de tres grados centígrados en el Norte de África, entre 155 y 600 millones adicionales de personas sufrirán un mayor recorte en sus recursos hídricos.

“Está previsto que el número de días sin lluvia se incremente en toda la región”, aseguró Wulf Killmann, presidente del grupo de trabajo de la FAO sobre el cambio climático. “El número de días con heladas disminuirá -añadió-, al tiempo que las olas de calor en las zonas más continentales se hará más frecuentes. Como resultado, la duración de la temporada de crecimiento de los cultivos se acortará. Un uso más eficaz del agua y la energía, la agricultura sostenible, una mejor gestión forestal y la reforestación serán medidas claves para mitigar los efectos del cambio climático”.

Mayor presión

Los cambios en temperatura, precipitaciones y las situaciones climáticas extremas aumentarán la presión sobre los recursos agrícolas en la región, en la que la disponibilidad y la degradación de las tierras, las variaciones de los precios de los alimentos y el aumento demográfico son ya causa de una grave preocupación. La tierra cultivable es limitada en las zonas áridas y semiáridas que ocupan gran parte de Oriente Próximo, con lo que la agricultura es altamente vulnerable al cambio climático.

Los cambios en el régimen de lluvias afectarán a los cultivos, en particular al arroz, en muchos países de la zona. Yemen en particular se encuentra amenazado a causa de su bajo nivel de ingresos, el rápido crecimiento de la población y la grave escasez de agua.

Una buena parte de los sistemas de regadío de la región sufren de problemas medioambientales debido a la salinización, el anegamiento de los campos o la sobreexplotación de los acuíferos. Las aguas subterráneas, incluyendo las aguas fósiles no renovables, son de una importación vital para la mayoría de los países del área.

Riesgo de conflictos

La competencia por el agua en la región a nivel internacional podría crecer, con el riesgo de conflictos. Algunas zonas, como el Delta del Nilo y la costa del Golfo en la Península Arábiga son particularmente vulnerables a un aumento potencial del nivel del mar.

Debido a la compleja interacción de diversos factores, la producción de cultivos puede hacerse insostenible en algunos lugares. Por ejemplo, el rendimiento del maíz en el Norte de África podría descender entre el 15 y el 25 por ciento con un aumento de la temperatura de tres grados centígrados.

“Cuando el incremento de la temperatura alcance los tres o cuatro grados centígrados, el impacto mayor será en Asia Occidental y Oriente Medio, en donde el rendimiento de los principales cultivos descenderá entre un 23 y un 35 por ciento con una escasa fertilización con carbono, y entre el 15 y 20 por ciento si ésta es alta. En Asia occidental, el cambio climático puede crear dificultades con el agua durante todo el presente siglo”, señala el informe.

Muchos países de la región son grandes importadores de trigo y arroz. Una dependencia que puede verse aumentada a causa del cambio climático.

La distribución de plagas y enfermedades del ganado y sus pautas de transmisión pueden verse alteradas, con la consecuencia de la aparición de epidemias.

La FAO ha pedido a los países de Oriente Próximo que hagan frente de forma inmediata a las amenazas relacionadas con el cambio climático. “Es necesario promover la agricultura como un factor clave para la reducción de los gases causantes del efecto invernadero. Para luchar contra el cambio climático sería necesario potenciar la agricultura de conservación, la recogida de aguas, la reforestación, la gestión sostenible de los bosques y pastizales, el almacenamiento de carbono en el suelo, la mejora en el uso de fertilizantes y la promoción de la bioenergía en áreas climáticas adecuadas”, añadió Killmann.

La FAO trabaja con los gobiernos, las comunidades rurales y los institutos de investigación y proporciona datos a nivel mundial, herramientas y modelos analíticos, previsión de cosechas y seguimiento e información sobre el impacto del cambio climático.

Conferencia de alto nivel

La Organización de la ONU albergará una conferencia internacional de alto nivel sobre la seguridad alimentaria mundial, el cambio climático y la bioenergía en Roma (del 3 al 5 de junio de 2008). En los debates participarán Jefes de Estado y de Gobierno, así como ministros de agricultura, medio ambiente, comercio, energía, agua, bosques y pesca.

“Se trata de una oportunidad única de que los políticos amplíen la perspectiva y se discutan los efectos del cambio climático sobre la agricultura, y cómo la agricultura puede ayudar a combatir este fenómeno”, subrayó Alexander Müller, Subdirector General de la FAO.

“El cambio climático –añadió- amenaza los medios de subsistencia de millones de personas en las áreas rurales. La mejora de las prácticas agrícolas juega un papel clave en la reducción de los gases de efecto invernadero”.

FAO

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