La bioenergía y el bosque

Actualmente los bosques y la energía ocupan un lugar destacado en el debate internacional sobre cambio climático. El creciente y continuo consumo de energía, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y las preocupaciones que despierta la dependencia de las importaciones de productos energéticos, son factores que están determinando cambios de alcance mundial respecto a las fuentes de las que se espera derivar energía en los próximos años.

El ritmo de aumento del consumo de energía en los países en desarrollo crece a ritmo vertiginoso. Pese a que los niveles de consumo per cápita son inferiores a los del mundo industrializado, se pronostica que el consumo de energía en los países en desarrollo superará al de los países desarrollados el año 2010.

Las formas de energía alternativas constituyen una forma de reducir el consumo de combustibles fósiles y de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. La bioenergía, incluida la dendroenergía (como se llama a la energía producida a partir de la madera y sus derivados) aporta actualmente una gran proporción del suministro mundial de energía. De hecho, la dendroenergia en muchos países en desarrollo sigue siendo la principal fuente de energía para millones de personas.

La dendroenergía producida mediante tecnologías eficientes ya es competitiva respecto a la energía fósil en muchos países, y ofrece niveles energéticos y de eficiencia de carbono generalmente más altos que otras materias primas bioenergéticas.

En particular, las instalaciones combinadas para generación de energía térmica y eléctrica (co-generadores) que ya son utilizadas por muchas industrias forestales, tienen una eficiencia de conversión que llega al 80 %.

Se espera que a mediano plazo se pueda disponer también de una tecnología operacional para la producción comercial competitiva de biocombustibles líquidos procedentes de materiales celulósicos, incluida la madera.

Con el ritmo actual de desarrollo es posible que la producción de biocombustibles líquidos de segunda generación sea competitiva dentro de los próximos diez años o menos, , en cuanto a precios y a sus emisiones de carbono.

Gracias a los combustibles líquidos de segunda generación procedentes de cultivos perennes y de residuos leñosos y agrícolas, será posible reducir considerablemente el ciclo de las emisiones de gases de efecto invernadero, llegando a ser más eficiente y al menos tan económico como la de biocombustibles obtenidos de cultivos como la caña de azúcar. Este avance significaría que la competencia con la producción de alimentos se reducirá, la eficiencia energética aumentaría y el balance general de energía mejoraría.

En la actualidad la energía derivada de los bosques es más competitiva cuando es generada como un subproducto industrial de la elaboración de la madera. Los residuos leñosos ofrecen la mejor oportunidad de generación de energía en razón de su disponibilidad, valor relativamente bajo y proximidad de los puntos de producción de los lugares en que realizan las operaciones forestales. Los residuos leñosos provenientes de todas las operaciones forestales corresponden a más de la mitad de la biomasa que se extrae de los bosques.

En los bosques naturales se puede disponer en muchos casos de más del 70 % del volumen total de biomasa para la generación de energía, como resultado del conjunto de las operaciones de explotación y aprovechamiento forestal. Los desechos de aserradero constituyen otra fuente de residuos más fácilmente accesible.

Sin embargo, para que la contribución de los bosques sea verdaderamente efectiva hay que incorporar e incentivar de forma substancial ese componente en las políticas energéticas nacionales y resaltar sus contribuciones y beneficios sociales, económicos y ambientales, así como ajustar cuestiones políticas e institucionales.

Una ordenación forestal insuficiente y la carencia de datos actualizados impiden, a menudo, evaluar todo el potencial económico y social del sector forestal y de la producción de energía derivada de la madera. Si las actividades forestales se llevaran a cabo de forma sostenible y transparente, el sector de la producción de energía y otros sectores saldrán muy beneficiados.

Finalmente, la transferencia de tecnologías apropiadas y eficientes entre los países para la producción de energía originada de los bosques, tendrá una importancia considerable para la consecución de los objetivos relativos al cambio climático asociados al desarrollo de la bioenergía.

La situación actual representa una oportunidad de máximo interés que permitirá al sector forestal desempeñar una función renovada y contribuir a la seguridad de los suministros energéticos y a la mitigación del cambio climático, al reemplazar los combustibles fósiles y secuestrar el carbono contenido en los bosques y los productos forestales.

Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son de exclusiva responsabilidad de los autores y pueden no coincidir con las de la Organización.

FAO

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