Los primeros charranes comunes que llegaron al Parque Natural de La Albufera en marzo, desde sus cuarteles invernales africanos, han instalado sus primeros nidos y los primeros pollos eclosionarán hacia mediados de mayo. Aunque todavía es pronto para determinar la cifra definitiva de parejas nidificantes este año, la directora general de Planificación y Gestión del Medio de la Conselleria de Medio Ambiente, Amparo Monrós, prevé que la colonia nidificante en la Albufera supere las 3.300 parejas del pasado año. La nidificación de los charranes es uno de los sucesos naturales más espectaculares de las principales zonas húmedas mediterráneas durante los meses estivales. Los charranes, llamados también «golondrinas de mar», son aves migratorias que pasan el invierno en aguas tropicales del Atlántico y retornan todos los años a sus localidades europeas de cría durante la primavera. En el parque natural existen cinco especies de charranes, siendo el Charrán Común la más abundante y característica. Esta especie es un nidificante habitual de la Albufera desde antiguo, donde es conocido como «Gavineta d’albufera» e imprime una típica imagen a sus playas, cuando pueden ser vistos pescando frente a la costa. Según la directora general, la población nidificante de la Albufera ha experimentado un notable incremento desde la regeneración de la reserva del Racó de l’Olla en 1992, situándose como «la segunda colonia en importancia en la Península Ibérica y entre las más destacadas del Mediterráneo». El número de parejas registrado durante los últimos años hace pensar- continúa Amparo Monrós – en una recuperación demográfica satisfactoria y estable. Pero no se debe olvidar que, pese a ser un nidificante tradicional, la colonia de charranes de la Albufera se dió por extinguida a finales de los años 70, afectada por el uso de plaguicidas, como el DDT, empleado en los tratamientos agrícolas del entorno. Por otra parte, al situarse en las partes más altas de la cadena alimentaria, es una especie muy sensible a las alteraciones medioambientales, por lo que el buen estado de sus poblaciones es un claro indicativo de la calidad medioambiental del hábitat en el que se encuentran. Los charranes se alimentan de peces que pescan principalmente en el mar. Suelen tener un promedio de dos o tres pollos, que son alimentados por ambos progenitores durante el mes que tardan en desarrollarse. Hasta entonces, los adultos deben recorrer varios kilómetros cada vez que ceban a sus pollos, ya que sólo pueden acarrear un pez en cada viaje. Cuando los pollos son capaces de volar, lo que este año se espera que ocurra a partir de mediados de junio, las familias iniciarán su desplazamiento migratorio hacia el Sur. A lo largo de este recorrido, las aves jóvenes son alimentadas por los adultos hasta alcanzar las áreas de invernada, aunque se independizan progresivamente durante el viaje. Se trata de aves muy longevas que pueden alcanzar los treinta años de edad. Las mismas parejas se reencuentran cada año en las mismas colonias de cría y no se separan mientras su reproducción culmine con éxito. Durante el incremento de la colonia de la Albufera, se ha captado aves nacidas en localidades cercanas como el Delta del Ebro o el Mar Menor. Muchas de estas aves han acudido a la Albufera ante la escasez de hábitat de nidificación en sus localidades natales. El Centro de Información del Racó de l’Olla cuenta con miradores desde los cuales los visitantes pueden observar las evoluciones de la colonia de charranes de la Albufera.
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