El gaseoducto, que iría desde Vyborg (Rusia) hasta Greifswald (Alemania) a través del fondo marino del mar Báltico, tendría una longitud de 1.200 kilómetros, con lo que se convertiría en el más largo del mundo. Es uno de los proyectos prioritarios del programa sobre redes transeuropeas de energía de la Comisión Europea. En la empresa encargada del proyecto, Nord Stream, están representadas Rusia (Gazprom posee el 51% de las acciones), Alemania (a través de las empresas BASF y E.ON) y Holanda (Gasunie).
Problemas medioambientales
El mar Báltico presenta numerosos problemas medioambientales: se encuentra muy contaminado, se practica la pesca intensiva, su profundidad es escasa (en torno a los cincuenta metros) y la regeneración de sus aguas resulta muy lenta. A todo esto hay que añadir el legado de la II Guerra Mundial en forma de toneladas de armas químicas, sustancias tóxicas, residuos nucleares y submarinos hundidos que se acumulan en el lecho marino.
Krzysz Mączkowski (Polonia) y Radvilė Morkūnaitė (Lituania) han presentado sendas peticiones en el Parlamento Europeo en las que piden que la Comisión lleve a cabo una investigación sobre los posibles daños medioambientales que causaría la iniciativa, y que Nord Stream estudie la viabilidad de construir un gaseoducto terrestre. Mączkowski, en representación de una asociación medioambiental polaca, señaló en la audiencia organizada en el Parlamento Europeo que el gaseoducto podría dañar flora y fauna protegidas dentro de las áreas delimitadas por la red «Natura 2000».
Informe independiente
Por su parte, Radvilė Morkūnaitė, explicó en nombre de la Young Conservative League de Lituania que el proyecto podría afectar a 85 millones de personas y poner en riesgo su salud. Por ese motivo, pidió que se paralice el proyecto hasta que se elabore una valoración independiente sobre su impacto medioambiental. Además, recordó que en el caso de la construcción de la carretera Vía Báltica en Polonia y su incompatibilidad con las zonas protegidas por Natura 2000 se habían seguido criterios mucho más estrictos.
A su vez, el comisario europeo de Medio Ambiente, Stravos Dimas, aclaró que el estudio de impacto medioambiental no es competencia de la Comisión sino de los países afectados. Sin embargo, agregó que la legislación comunitaria se aplica a las llamadas zonas económicas exclusivas (áreas de mar en las que un determinado Estado tiene derechos especiales de explotación). Por lo tanto, Dimas afirmó que se pueden establecer procedimientos de infracción si no se cumple la ley. En el caso del Báltico, toda su área está considerada como mar territorial o zona económica.
Reducción de dióxido de carbono
Por su parte, el comisario encargado del área de Energía, Andris Piebalgs, defendió la construcción del gaseoducto ya que a su juicio supondrá una reducción de las emisiones de dióxido de carbono y una mayor diversificación del suministro energético. El representante de la compañía adjudicataria del proyecto, Dirk von Ameln, aseguró que se está cumpliendo le ley, y que ya se está realizando el estudio sobre el impacto ecológico del gaseoducto.
Por su parte, los eurodiputados que participaron en la reunión lamentaron la desconfianza que impregna las relaciones entre Rusia y la Unión Europea, y mostraron su preocupación por el aumento del consumo de gas y la dependencia energética de Europa. Además, uno de los expertos invitados a la audiencia, Keith C. Shmit, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, aseguró que un gaseoducto submarino es tres veces más caro que uno terrestre.
La comisión de Peticiones del Parlamento Europeo preparará un informe sobre la materia, que será realizado por el eurodiputado polaco del grupo Unión por la Europa de las Naciones Marcin Libicki. El texto será sometido a votación por el Pleno de la Cámara durante el verano de 2008.
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