Tras el anuncio de que un grupo francés de investigación ha señalado la posible presencia de una infección por una EET en el cerebro de una cabra, que los análisis no permiten distinguir de la EEB, la Comisión Europea ha presentado los datos remitidos por las autoridades francesas al Laboratorio Comunitario de Referencia (LCR) para las EET, situado en Weybridge (Inglaterra), para su evaluación por un grupo de expertos. Las EET son encefalopatías espongiformes transmisibles, como por ejemplo la EEB, que afecta a los bovinos, y la tembladera, que afecta a ovinos y caprinos. El grupo de expertos evaluará en las dos próximas semanas los datos científicos para determinar si indican la presencia de la EEB en la cabra. Este incidente aislado no presenta ningún riesgo para la salud pública ya que la cabra y el rebaño al que pertenecía no entraron ni en la cadena alimentaria humana ni en la animal.
Nunca se ha detectado la EEB en circunstancias normales en rumiantes que no sean bovinos. Se ha considerado teóricamente posible su presencia en las cabras o en otros rumiantes, pero nunca se ha detectado. No obstante, desde hace muchos años se aplican medidas de seguridad a todos los rumiantes de cría (bovinos, ovinos y caprinos) a fin de proteger al máximo la salud pública. Estas medidas de seguridad incluyen la prohibición de alimentar a los animales con proteínas de origen animal en forma de harinas de carne y hueso, la eliminación de materiales de riesgo específicos de la cadena alimentaria humana y animal (es decir, la retirada de determinados tejidos como el cerebro, la médula espinal, una parte de los intestinos, etc.), el sacrificio de los rebaños afectados por la tembladera (una enfermedad de caprinos y ovinos similar a la EEB pero que no se transmite a los seres humanos), así como un programa de vigilancia/seguimiento de las EET en todos los Estados miembros.
En aplicación de este programa de detección comunitario, se analizó aleatoriamente una cabra sana sacrificada en 2002 en Francia para detectar la posible presencia de EET. A partir del descubrimiento positivo inicial de una EET que difería de las cepas de tembladera normales se han efectuado otros estudios científicos del cerebro sospechoso (los análisis necesarios duran dos años), tras los cuales los expertos franceses han llegado a la conclusión de que el cerebro podría dar positivo a la EEB. Si se confirmara este supuesto, sería la primera ocasión en que ello se produce en una cabra.
Esta cabra era el único animal afectado del rebaño. Se eliminaron todas las cabras del rebaño, incluida la afectada, y las pruebas realizadas a todos los 300 animales adultos del rebaño dieron resultados negativos para todas las EET. Por consiguiente, en aplicación de la legislación comunitaria, ningún producto procedente de este rebaño ha llegado a la cadena alimentaria humana ni animal, con lo que se ha eliminado cualquier riesgo para la salud humana.
A partir de ahora, un grupo de expertos coordinado por el laboratorio comunitario de referencia de las EET en Weybridge examinará los datos obtenidos por el proyecto de investigación y asesorará a la Comisión sobre la trascendencia de los resultados y la necesidad de efectuar otros estudios.
La Comisión va a enviar asimismo los datos de la investigación francesa a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para su estudio. Una vez que los expertos del LCR elaboren su informe, este se remitirá a la EFSA. Sobre la base de los resultados del análisis del LCR, la Comisión solicitará a la EFSA que actualice en todos los aspectos necesarios su determinación científica del riesgo relativo a las cabras.
A la espera de recibir el dictamen de los expertos del LCR y los posibles dictámenes de seguimiento de la EFSA, la Comisión no propone de manera inmediata ninguna otra medida de gestión del riesgo además de la amplia legislación que ya está en vigor.
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