Oceana ha pedido a la UE que se mantenga la fecha de 2007 para eliminar la obsoleta tecnología de células de mercurio en las plantas de cloro-álcali y que se ponga en marcha un programa similar en Estados Unidos, con fecha tope de 2008, para acabar con una de las principales fuentes de contaminación por mercurio.
Los elevados niveles de mercurio que llegan a los océanos están contaminando gravemente a muchos organismos marinos. Distintas autoridades sanitarias han advertido sobre el peligro de consumir grandes cantidades de determinados pescados, como el tiburón, el blanquito o el pez espada.
Tanto la Agencia estadounidense para los Fármacos y los alimentos (FDA) como la Autoridad Europea sobre Seguridad Alimentaria (EFSA) han publicado sendos comunicados en los que alertan sobre los riesgos que estos productos marinos pueden tener para mujeres embarazadas y niños.
Mientras que en países como Estados Unidos y Reino Unido esta información está al alcance de los ciudadanos, en España, la Agencia Española para la Seguridad Alimentaria (AESA) ha decidido no informar directamente al público sino sólo a través de los profesionales médicos.
“A pesar de que las alertas de contaminación por mercurio en organismos marinos puede encontrarse en algunas páginas Web oficiales, la mayoría de los ciudadanos no accede a ellas. Todos los países deben informar puntualmente y de forma accesible a sus ciudadanos y comprometerse seriamente a eliminar de forma urgente fuentes de contaminación totalmente injustificadas como las emisiones de mercurio de las plantas de cloro-álcali”, declara Xavier Pastor , Director de Oceana para Europa.
La elevada contaminación del mar por mercurio tiene uno de sus principales focos de emisión en la industria de cloro-álcali. Según datos de Oceana, unas 60 plantas repartidas entre la UE y EE.UU. emiten anualmente a la atmósfera más de 22 toneladas de este peligroso metal pesado, que afecta a la vida marina en niveles muy preocupantes, incluyendo especies destinadas al consumo humano.
Oceana, la primera organización internacional dedicada en exclusiva a la investigación para proteger y recuperar los océanos, considera injustificado que la UE y EE.UU. mantengan una industria antigua y obsoleta, como es la tecnología de células de mercurio para fabricar cloro.
Existe además el agravante de que posiblemente se estén emitiendo al medio ambiente decenas de toneladas más que no se contabilizan, porque se desconoce cómo y dónde son emitidas: aunque este mercurio es utilizado y repuesto, se las considera toneladas “perdidas”.
En la UE, las plantas de cloro-álcali consumen el 30% de todo el mercurio utilizado por la industria, mientras que en Estado Unidos esta cifra llega al 35%.
La UE acordó eliminar progresivamente estas plantas o sustituirlas por sistemas modernos que no utilizan mercurio para el año 2007. De hecho, Estados Unidos ya sólo utiliza mercurio en el 10% de su producción y en Europa se han cerrado o convertido unas 40 plantas en los últimos 15 años.
Sin embargo, algunos países de la UE han pedido prolongar la fecha varios años más allá de 2007, y la industria pretende que su eliminación completa no sea antes de 2020.
Por otro lado, en Estados Unidos, no existe ningún plan para acabar con esta sucia tecnología.
Otra de las fuentes más importantes de emisión de mercurio al medio ambiente son las plantas de energía que utilizan carbón y las incineradoras de basuras. Pero mientras en estos casos el mercurio es más difícil de eliminar o prevenir, para las plantas de cloro existen desde hace años sistemas que no necesitan utilizar este metal, por lo que su contaminación es 100% prevenible.
Oceana