La tierra de diatomeas está compuesta de los esqueletos o restos fosilizados de diatomeas, algas microscópicas de agua dulce y marina. La tierra de diatomeas es silicio en estado casi puro y tiene un aspecto como de talco. En realidad son partículas finas extremadamente afiladas que, aunque totalmente inofensivas para animales de sangre caliente son nefastas para los insectos. Los insectos poseen un exoesqueleto duro pero poroso que contiene y protege los fluidos vitales. Si un objeto pequeño y afilado rasga esta superficie, el insecto muere al escaparse los fluidos vitales, deshidratándose. Esto convierte a la tierra de diatomeas en un insecticida mecánico eficaz.
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