LA UNIÓ de Llauradors y la Asociación Valenciana de Agricultores denuncian que la campaña citrícola entra en su recta final bajo el signo de una acusada parálisis comercial en el campo y un panorama general en materia de cotizaciones que llevará a la inmensa mayoría de los productores a cerrar la temporada con resultados negativos.
El fiel reflejo de la delicada situación que atraviesa la citricultura se encuentra en los bajos precios a los que las grandes cadenas de distribución están ofreciendo las naranjas a sus clientes. El valor de las referidas ofertas oscila entre los 0,79 céntimos de euro por kilo y los 0,49, aunque una conocida empresa del sector distribuidor ha llevado su política comercial aún más lejos y utiliza las naranjas como producto reclamo al regalar cuatro kilos de dicha fruta a todo aquel cuya compra supere los treinta euros. La referida promoción ha comenzado esta misma semana.
De toda la amplia y variada oferta de frutas que se puede encontrar en las cadenas de distribución las naranjas figuran, con diferencia, entre los productos que más baratos se venden actualmente.
El secretario general de LA UNIÓ de Llauradors, Ramón Mampel, señala que “las cadenas de distribución pierden dinero con la venta de cítricos a bajo precio, pero su objetivo es servir de gancho para otras compras, sin darse cuenta del daño que le hacen al sector. Estas prácticas abusivas alteran la percepción de los consumidores en el sentido que luego les parecerá caro un cítrico vendido a un precio razonable, hecho que desvía la compra hacia productos sustitutivos, presionando a la baja los precios percibidos por los productores”.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, destaca que “lo que está sucediendo es indignante. La naranja se comercializa a precios irrisorios que bordean en muchos casos la venta a pérdidas, mientras que en otros casos, sencillamente, se regalan. Ahora mismo, los problemas derivados de la helada ya están superados y los cítricos presentan una calidad óptima que debería obtener una compensación justa en los mercados”.
Por lo que se refiere al campo, la coyuntura es igualmente adversa. La actividad comercial se encuentra paralizada, apenas se cierran operaciones y en las contadas ocasiones en las que esto ocurre los precios acordados no resultan satisfactorios en absoluto para los productores.
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