El aumento de la demanda mundial de leche, carne y huevos ha llevado a una gran dependencia de animales de gran rendimiento que se crían de forma intensiva para obtener productos uniformes, según el informe denominado Situación de los recursos zoogenéticos mundiales para la alimentación y la agricultura. El problema se ve agravado por la facilidad con la que el material genético circula hoy alrededor del mundo, según indica el estudio que recoge datos de 169 países.
“En los próximos 40 años, la población mundial pasará de los 6 200 millones actuales a 9 000 millones, con el crecimiento concentrado en los países en desarrollo”, aseguró el subdirector general de la FAO, Alexander Müller, en su intervención ante la Comisión. “Necesitamos incrementar –dijo- la capacidad de resistencia de nuestras fuentes de suministro de alimentos, manteniendo y desarrollando lo más posible nuestra cartera de recursos genéticos, que son vitales e irremplazables.
“El calentamiento global supone una amenaza adicional para todos los recursos genéticos, al incrementar la presión sobre la biodiversidad”, añadió Müller. “Por eso necesitamos todos los recursos genéticos para facilitar la adaptación de la agricultura al cambio climático”.
El tiempo se acaba
“Durante los últimos siete años se ha extinguido una raza de ganado doméstico al mes, y el tiempo se acaba para una quinta parte de las razas de ganado vacuno, caprino, porcino, equino y avícola a nivel mundial”, señaló Müller. “Este primer estudio global de la biodiversidad de la ganadería y la capacidad de los países de gestionar sus recursos zoogenéticos es una llamada de alerta al mundo entero”.
El informe señala que los datos anteriores muestran tan solo una parte de la erosión genética que se está produciendo, ya que en numerosas partes del mundo los inventarios de las razas ganaderas son incompletos. Es más, entre las razas de alto rendimiento más utilizadas, la diversidad genética dentro de esa misma raza se ve amenazada por el uso de un reducido número de sementales para el mejoramiento.
”La gestión eficaz de la diversidad zoogenética es esencial para la seguridad alimentaria mundial, el desarrollo sostenible y los medios de subsistencia de millones de personas”, aseguró Irene Hoffman, Jefa del servicio de Producción Animal de la FAO.
“Aunque a veces sean menos productivas, muchas razas en peligro de extinción tienen características únicas -como la resistencia a las enfermedades o la tolerancia ante temperaturas extremas-, que las generaciones futuras pueden necesitar para afrontar problemas como el cambio climático, las enfermedades animales emergentes y la creciente demanda de productos ganaderos”, añadió Hoffmann.
Diversidad en disminución
El ganado bien adaptado al medio ha sido un elemento esencial de los sistemas de producción agrícola durante más de 10 000 años, algo especialmente importante en los hábitat hostiles en donde cultivar es difícil o imposible.
Desde mediados del Siglo XX unas pocas razas de gran rendimiento -generalmente de origen europeo-, se han extendido por todo el mundo, de a las razas tradicionales. Entre las primeras se incluyen las vacas Holstein-frisonas (la más extendida, existente en 128 países y en todas las regiones del mundo) y las de Jersey, los cerdos Large White, Duroc y Landrace, las cabras Saanen y Rhode Island Red y las gallinas Leghorn.
Este progresivo declive de la diversidad genética se ha completado en gran parte en Europa y Norteamérica, y está ocurriendo ahora en muchos países en desarrollo, que hasta ahora habían conservado un elevado porcentaje de sus razas autóctonas.
Pero los países en desarrollo serán los más afectados por la pérdida de zoodiversidad en el Siglo XXI, según advierte el informe.
En Viet Nam, por ejemplo, el porcentaje de las cerdas de cría indígenas descendió desde el 72 por ciento del total de la población en 1994 hasta el 26 por ciento en 2002. De sus 14 razas locales, cinco son vulnerables, dos se encuentran en estado crítico y tres en peligro de extinción.
En Kenya, la introducción de las ovejas de raza Dorper ha provocado la casi completa extinción de la oveja roja de los Maasai.
Falta de programas de conservación
Está previsto que la progresiva sustitución de las razas autóctonas se acelere en muchos países en desarrollo a menos que se tomen medidas especiales para su uso sostenible y conservación, proporcionando a los cuidadores del ganado el apoyo adecuado, advierte el informe.
La adecuada gestión de la zoodiversidad genética requiere recursos –incluyendo personal bien formado y medios técnicos adecuados- que muchos países en desarrollo no tienen. Según el estudio, el 48 por ciento de los países del mundo no tienen programas de conservación in vivo, y el 63 por ciento programas in vitro, es decir, la conservación de embriones, semen u otro material genético con el potencial de reproducir los animales vivos en fecha posterior. De forma similar, en muchos países los programas de mejoramiento genético son ineficaces o simplemente inexistentes.
“Los países en desarrollo y con economías de transición necesitan apoyo para censar, conservar y utilizar sus razas ganaderas”, asegura Clive Stannard, de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura. “Es necesario poner en pie –añadió- marcos adecuados para facilitar un acceso amplio a los recursos zoogenéticos y para un reparto equitativo de sus beneficios, tanto a nivel nacional como internacional”.
Proteger nuestro patrimonio común
En la reunión que tiene lugar esta semana de la CRGAA (el único organismo internacional dedicado a los recursos genéticos de la agricultura, la silvicultura y la pesca) se espera que expertos de todo el mundo avalen las conclusiones del informe, que será presentado de forma oficial en la Conferencia técnica internacional sobre recursos zoogenéticos que tendrá lugar en Interlaken (Suiza) en septiembre de 2007.
Está previsto que este foro adopte un plan de acción a nivel mundial para detener la pérdida de recursos zoogenéticos y mejorar su uso sostenible, desarrollo y conservación.
FAO