La FAO también ayudará al gobierno nicaragüense en la preparación, a más largo plazo, de un programa de diversificación y reconversión de la producción cafetalera, anunció ayer la Organización.
La reciente y continua baja en los precios internacionales del café ha tenido un profundo impacto en la economía nicaragüense, -dependiente en gran medida del cultivo del café-, afectando muy negativamente la renta, el empleo y la seguridad alimentaria de miles de familias del sector rural.
Hasta hace poco, el cultivo del café en Nicaragua representaba cerca del 30 por ciento del PIB del sector agrícola, el 50 por ciento de las divisas provenientes de las exportaciones sectoriales y en torno a un 25 por ciento de las exportaciones nacionales. Sólo durante el último año, el porcentaje de las exportaciones nacionales se redujo a la mitad -un 12 por ciento-, a causa de la caída de los precios del café en el mercado internacional.
«Teniendo en cuenta que en Nicaragua el cultivo del café emplea a un 31,5 por ciento del total de la mano de obra agrícola, las consecuencias de esta crisis son devastadoras para un país cuya deuda externa representa más de 10 veces el valor de sus exportaciones», explica Loy Van Crowder, Representante Permanente de la FAO en Nicaragua.
Ante esta situación, el gobierno nicaragüense ha pedido ayuda a la FAO para garantizar, en primera instancia, la seguridad alimentaria de unas 3 000 familias de productores afectados por la crisis cafetalera en los departamentos de Matagalpa y Jinoteca, las zonas productoras más representativas del país en la producción de café.
En el Departamento de Matagalpa, la FAO también ayudará al Ministerio Agropecuario y Forestal nicaragüense en la formulación de un programa de inversiones para la reconversión y diversificación de la producción de café con reducidas perspectivas de mercado, inicialmente para los municipios de Rancho Grande y El Tuma-La Dalia. La idea es multiplicar la experiencia del programa de reconversión a otras zonas del país.
Del negro café al fríjol negro
Para combatir la emergencia alimentaria, la FAO distribuirá 2 400 quintales (108 960 kilos) de semilla de fríjol negro, 6 000 quintales (272 400 kilos) de fertilizante y 9 000 herramientas básicas entre 3 000 productores cafetaleros afectados por la crisis, unas 17 000 personas contando sus familias.
El fríjol negro forma parte de la dieta nicaragüense y es un cultivo con demanda creciente en los mercados internos y externos en la región latinoamericana, donde las variedades de Nicaragua tienen buena aceptación y precio.
Se espera que al final del proyecto cada productor habrá cosechado una manzana (0,7 hectáreas) de fríjol negro para autoconsumo y comercialización interna, abriendo así un camino para la diversificación productiva que necesita este país centroamericano.
Nuevos mercados, mejores productos
En Nicaragua se produce principalmente café de tipo Árabe lavado. Las calidades menores de este tipo de café son las que compiten directamente en el mercado internacional con el café tipo Robusta, que se produce en otros orígenes, como el norte de Brasil y Viet Nam, bajo estructuras de costo significativamente más favorables, y por tanto con perspectivas de mercado menos alentadoras.
Asimismo, Nicaragua produce una buena parte de sus cosechas de café por debajo de los 800 metros sobre el nivel del mar, el llamado café de «bajura», cuya calidad es menos competitiva.
La crisis del precio del café en el mercado internacional ha puesto en evidencia la necesidad de diversificación de la producción para atenuar los efectos negativos del monocultivo -ya sea en complemento o sustitución al café-, y la reconversión de la producción de los tipos de café, que por sus características y las del mercado internacional, cuentan con perspectivas comerciales poco alentadoras.
Para dar inicio a este proceso, la FAO apoyará a las autoridades del país en la formulación de un programa de inversiones para la reconversión y diversificación de la producción de café con reducidas perspectivas de mercado, inicialmente para los municipios de Rancho Grande y El Tuma-La Dalia, en el departamento de Matagalpa.
Los beneficiarios de dicha iniciativa serán unos 2 000 pequeños y medianos productores de café de «bajura», organizados en su mayoría en empresas cooperativas.
Este proyecto inicial servirá para planificar la expansión del Programa a otras zonas de caficultura de «bajura» del país.
La ejecución del Programa será financiada mediante recursos nacionales, con eventuales aportes complementarios de instituciones financieras internacionales.
FAO