La pérdida de tierras o de propiedades puede desorganizar por completo a las familias, al limitar su acceso a alimentos inocuos, de bajo costo y nutritivos, y obligar a los niños a abandonar la escuela para trabajar.
«La familia y las estructuras de la comunidad se desmoronan a consecuencia del VIH/SIDA. Las necesidades de muchos hogares, que ya son pobres, se agudizan y sus activos -como las tierras, la propiedad y las herramientas- adquieren una importancia crítica», afirma Marcela Villarreal, coordinadora de la FAO para las cuestiones relacionadas con el SIDA.
En Namibia y Uganda, por ejemplo, donde el derecho agrario y los derechos de propiedad están constituidos a partir de un complejo sistema de leyes oficiales y costumbres que se superponen, es fácil arrebatar a las mujeres sus derechos de heredar, ser propietarias de tierras y administrarlas.
Pueden agravar la situación los altos índices de analfabetismo y la falta de acceso a sistemas formales de tribunales, abogados y otros recursos jurídicos. La FAO está colaborando con las autoridades y las comunidades locales para garantizar la protección de los derechos de las mujeres, asegurando que tengan acceso a información sobre sus derechos y la forma de defenderlos.
El SIDA: una larga lista de pérdidas
Para muchas mujeres de hogares afectados por el SIDA la pérdida del esposo es la primera de numerosas pérdidas que habrán de afrontar. Estas mujeres corren peligro de que sus parientes las expulsen de la finca agrícola, que podría ser su única fuente de ingresos y seguridad, y las despojen de sus activos.
Un estudio reciente de la FAO reveló que más del 40 por ciento de las viudas habían perdido aperos de labranza y cabezas de ganado, despojadas por sus parientes a la muerte del jefe de familia.
«El VIH/SIDA puede inclinar la balanza hacia la pobreza -prosigue Villarreal-. Podría propagarse el fenómeno que estamos presenciando en países como Namibia, donde las viudas y los huérfanos a causa del VIH/SIDA son despojados de sus propiedades y del derecho de poseer tierras agrícolas y trabajarlas.»
Cuando las mujeres no tienen títulos de propiedad agraria ni vivienda, sus opciones económicas se reducen. Pueden quedarse sin techo, sufrir pobreza y violencia, lo que contribuye a su empobrecimiento y el de sus hijos. La pobreza además puede alentar conductas de alto riesgo, como las prácticas sexuales sin protección para obtener dinero, techo, alimentos o educación.
La FAO está trabajando con el Ministerio de Asuntos de las Mujeres y Bienestar Infantil de Namibia, así como con el Centro de Asistencia Jurídica, para crear conciencia en las comunidades rurales sobre los derechos de las mujeres y su protección jurídica.
Aproximadamente tres cuartas partes de la población de Namibia, de 1,83 millones de personas, vive en el medio rural, y el SIDA es la principal causa de mortandad en el país, representa el 28 por ciento del total de las muertes producidas al año.
Por medio de este proyecto apoyado por la FAO, se sensibiliza a los líderes tradicionales y religiosos, los consejeros y las figuras prominentes de la comunidad sobre la forma en que el despojo de tierras perjudica a las familias que ya batallan para sobrevivir tras la muerte de uno de sus miembros a causa del VIH/SIDA.
Se capacita a voluntarios para poder informar a las mujeres sobre la elaboración de testamentos para que su intención tenga expresión jurídica y se acate a su muerte, protegiendo así el futuro de sus hijos. También se les informa sobre los derechos de sucesión y los derechos de las mujeres consagrados en la legislación pertinente, por ejemplo, la Ley de Igualdad para las personas casadas.
Beneficios para el medio ambiente
También produce beneficios ambientales que las mujeres sean propietarias de tierras y conozcan sus derechos jurídicos sobre las parcelas que trabajan. Las mujeres que disfrutan de una seguridad agraria tienen más probabilidades de invertir en sus tierras que las que carecen de derechos agrarios, a través de la irrigación, por ejemplo, o aplicando sistemas de labranza más sostenibles que cuando se desempeña una actividad agrícola exclusivamente con miras al corto plazo. Según un informe reciente del Banco Mundial, una mayor seguridad en la tenencia agraria incrementa el valor de las tierras y puede aumentar mucho los activos de las personas pobres, hasta duplicarlos en algunos casos
FAO