La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sugiere a los países que deberían dar pasos para poner fin al empleo de cloranfenicol en la producción de alimentos. En una declaración que se publicó ayer, la FAO afirma que el cloranfenicol es un antibiótico de amplio espectro empleado en la medicina humana y animal que, en algunos países, sigue utilizándose en el ámbito de la producción animal, incluída la acuicultura.
La observación de la FAO está relacionada con la reciente alarma originada por la presencia de residuos de cloranfenicol en los piensos animales.
Muchos países han prohibido el uso del cloranfenicol en la producción de alimentos de origen animal, dice la Organización.
El cloranfenicol ha sido sometido varias veces al juicio de un comité científico reconocido internacionalmente, el JECFA (Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios). El Comité llegó a la conclusión de que la substancia es genotóxica, lo que significa que puede provocar daños genéticos y favorecer probablemente el cáncer.
Se sabe también que el cloranfenicol provoca en las personas una enfermedad muy grave denominada «anemia aplástica». Pero esta enfermedad es poco frecuente, según el JECFA y probablemente no se pueda atribuir a los residuos en los alimentos.
Según esta sugerencia, la Comisión del Codex Alimentarius, el organismo internacional de normas alimentarias, ha afirmado que debido a la toxicidad del cloranfenicol no se puede establecer un tope máximo de residuos y que la substancia por tanto no debería utilizarse en la producción de alimentos.
Si el objetivo es reducir la contaminación bacteriológica, existen alternativas al empleo de cloranfenicol, dice la FAO. Ese organismo sugiere que todos los países deberían dotarse de una estrategia efectiva de gestión de los riesgos, basada en el análisis de peligros y de puntos críticos de control (HACCP) para producir alimentos inocuos. Los controles efectivos deben abarcar toda la cadena de alimentación, del productor al consumidor.
En el caso de la acuicultura, la FAO ha solicitado a todos los países que la explotación piscícola se lleve a cabo de manera sostenible, aplicando técnicas agrícolas correctas y, donde sea necesario, se empleen con prudencia y responsabilidad ingredientes para piensos y medicamentos veterinarios cuya inocuidad haya sido demostrada.
La FAO afirma también que los países en vías de desarrollo necesitan ayuda para mejorar sus formas de producción agrícola, los servicios veterinarios y el control de los alimentos. Para ello, es necesario un considerable refuerzo de su capacidad junto con la ayuda de los países donantes.
Con la asesoría de expertos de todo el mundo, la FAO ha instruido sobre este tema a empleados gubernamentales, veterinarios y equipos de las industrias de piensos y de alimentación. Es necesaria también, dice la FAO, una mayor preparación en técnicas de laboratorio, vigilancia e inspección, así como la aplicación del HACCP a lo largo de todo el proceso de producción. En todos los países habría que crear Centros de Competencia Nacional para la prevención de las enfermedades ligadas a la alimentación y de los agentes contaminantes.
FAO