El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, comentó favorablemente la declaración del G8 donde se afirma la decisión de acabar con el ciclo del hambre en el Cuerno de Africa, aumentar la productividad agraria y promover el desarrollo rural. Diouf lamentó, sin embargo, la tendencia de muchos países donantes a recortar la ayuda al desarrollo agrario y calificó la declaración como un paso importante en la lucha contra el hambre y la pobreza siempre que las acciones de los países del G8 correspondan a los propósitos manifestados durante su reunión.
«Es muy alentador que los líderes de los países más industrializados hayan renovado el compromiso de reducir a la mitad, para el 2015, el número de personas afectadas por el hambre y la pobreza», agregó el Director General de la FAO.
«Reviste una importancia particular el interés por Africa donde más de 200 millones de personas viven en estado de inseguridad alimentaria crónica. Creo que si el nuevo compromiso del G8 se traduce de inmediato en acciones concretas, todavía se puede reducir a la mitad la cifra de personas hambrientas, consiguiendo así el propósito de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y el Objetivo de Desarrollo del Milenio. Por su parte la FAO, junto a sus asociados, continuará trabajando en estrecho contacto con los países del G8, con otros donantes y con los países receptores para promover el desarrollo agrícola y ofrecer su experiencia y ayuda».
Para luchar contra el hambre en los países de inseguridad alimentaria hay que conceder prioridad absoluta a la inversión en agricultura y en las zonas rurales, sobre todo en el ámbito de la regulación de las aguas y la infraestructura, observó el Director General de la FAO. «Más del 70 por ciento de las personas hambrientas vive en zonas rurales, y es allí donde el hambre debe ser derrotado a través de la producción de alimentos para el consumo propio y de excedentes para la exportación, creando empleo y oportunidades de ingresos».
«Durante la cumbre del G8 en Génova, los países industrializados subrayaron que la ayuda a la agricultura es una herramienta fundamental de ayuda oficial al desarrollo», recordó Diouf.
«Desgraciadamente, tres años después, en muchos países en desarrollo la agricultura no ha recibido todavía ni la atención ni la ayuda que necesita con urgencia. De hecho, la ayuda bilateral oficial al desarrollo de la agricultura por parte de los países donantes de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) pasó de los 4.100 millones de dólares en 2001 a los 3.800 millones en 2002».
«Si los países del G8 asumen con seriedad el compromiso de reducir el hambre, deben aumentar el flujo de los recursos destinados a las zonas rurales de los países pobres. Los millones de dólares que invirtamos hoy en los agricultores y en tecnología e infraestructura para las zonas rurales, los ahorraremos el día de mañana en alimentos y ayuda de emergencia», concluyó el Director General de la FAO
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