El proyecto en el que se enmarca esta investigación, denominado Territorio, calidad e innovación: el diseño de la nueva ruralidad europea, está financiado por el Plan Nacional. “Este proyecto es consecuencia de una línea de investigación asentada en mi grupo de investigación que empezó en1997”, comenta la investigadora.
“En la década de los 80 la agricultura europea era excedentaria, es decir, producía más de lo que consumía. Evidentemente, salía más barato comprar los productos agrícolas en otras zonas que en Europa como consecuencia de los costes agrarios”, analiza la investigadora. “Al acabar la guerra mundial, Europa tenía que preocuparse de poder alimentar a la población. En ese momento la política agraria era productivista, pero llegó un momento en el que los mercados agrarios se saturaron. Se dieron cambios, y comenzó a sobrar mano de obra en el campo y producción”, explica Aguilar. En este contexto, y a partir de esos momentos la Unión Europea se da cuenta de que la Política Agraria Común (PAC) tiene que apoyar al mundo rural y su evolución. El objetivo es que el mundo rural siga siendo productivo.
“A finales de la década de los 80 surge el concepto de Desarrollo Rural, es decir, conseguir que las poblaciones que viven en territorios rurales tengan otra salida laboral que no sea la agricultura. Esa salida laboral se basa en la llamada multifuncionalidad de la agricultura”, declara la responsable del grupo de investigación Patrimonio Etnológico Recursos Socioeconómicos y Simbolismo. “La multifuncionalidad es la idea de que la agricultura tiene muchas otras funciones, no solamente una función productiva, en el sentido de producir bienes, sino también otras como, por ejemplo, la conservación del territorio”, afirma Aguilar.
A partir de esa época, la visión del mundo rural cambia, tal y como asegura Encarnación Aguilar. “De repente el campo es un lugar que a la gente le gusta visitar. Surge nuevas actividades como el turismo rural y la recuperación de la naturaleza. Los territorios rurales no son sólo agrícolas, sino que son también espacios que se han generado histórica y culturalmente”, detalla la docente. “El mundo rural se inserta por primera vez en el mercado de consumo, ofertando algo más que productos alimenticios. Sigue por supuesto produciendo trigo, tomates, patatas y aceite de oliva, pero junto a esa oferta, hay toda relacionada con una forma de vida vinculada históricamente a este tipo de territorios y sus producciones tradicionales: fiestas, patrimonio arquitectónico, artístico, natural, etc.”, añade Aguilar.
En el marco la política europea a favor del desarrollo rural, surgen los llamados programas LEADER en la década de los 90, dirigidos a diversificar las actividades económicas de las zonas rurales a través de la puesta en práctica de estrategias innovadoras de desarrollo territorial. “El desarrollo rural se convierte en el 2º pilar de la Política Agraria Común. Europa no solamente va a financiar a los agricultores para subvencionar determinados cultivos, sino que va a apoyar económicamente por primera vez al desarrollo rural”, afirma Aguilar.
“España hace una muy buena aplicación de los LEADER, creando los Grupos de Acción Local (GAL), que posteriormente se llamarían Grupos de Desarrollo Rural (GDR)”, comenta Aguilar Criado. “A partir de entonces y gracias a al sistemas de funcionamiento de los LEADER, cualquier persona que tenga una idea innovadora en el mundo rural, puede llevarla a cabo, siempre que presente un proyecto adecuado en el GDR ”, señala Aguilar.
“La gran conclusión de este proyecto es que el mundo rural ya no es atrasado, es un mundo dinámico de tradición e innovación, que apuesta por la calidad. Por eso, una de las cuestiones fundamentales del mundo rural es la lucha por las denominaciones de origen y la agricultura ecológica. En este tema queremos enfocar nuestro próximo proyecto”, comenta Aguilar. “Investigar hoy día desde las Ciencias Sociales sobre los espacios rurales es fascinante, pues te permite abordar temas y preocupaciones centrales en la sociedad del siglo XIX: alimentación, salud, medio ambiente, patrimonio y cultura, políticas de género, etc.”, concluye.
Innova Press