Los resultados sugieren una relación muy estrecha entre el coste de la energía y el de la caña de azúcar.
Las condiciones favorables de Brasil y su tradición para el cultivo de cereales han constituido los factores fundamentales para que, en las últimas décadas, este país se convirtiese en el segundo productor mundial (después de Estados Unidos) de etanol, un biocombustible líquido elaborado a partir de la caña de azúcar, entre otras materias primas.
Desde la época de los años 70, el gobierno brasileño ha promocionado la producción del etanol mediante una serie de medidas intervencionistas, con el objetivo de reducir su dependencia de la industria del petróleo. Si por un lado el encarecimiento del crudo ha aumentado la competitividad del etanol, por el otro la creciente demanda de la caña de azúcar brasileña también ha provocado incrementos significativos en el precio del biocombustible.
Tras realizar un estudio sobre el comportamiento de los precios del etanol en Estados Unidos, investigadores del CREDA han conseguido simular de forma fiable el funcionamiento del mercado de esta fuente de energía renovable en Brasil. Introduciendo mejoras sustanciales respecto a los modelos econométricos utilizados hasta la fecha, el análisis de la fundación privada creada por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) ha identificado la existencia de una relación muy estrecha entre los mercados de la energía y de la caña de azúcar.
El modelo utilizado ha permitido examinar la respuesta y la inestabilidad de los precios frente a shocks económicos imprevistos, poniendo de manifiesto que un aumento del precio del petróleo conlleva un encarecimiento del etanol e incrementa su inestabilidad en los mercados financieros en el corto plazo. Por otro lado, el estudio ha confirmado que un precio más caro del azúcar también significa un incremento tanto de los precios como de la inestabilidad del biocombustible.
Tal como apunta el director del CREDA, José Mª Gil, “si bien los mercados del crudo y de la caña de azúcar pueden provocar cambios relevantes del precio del etanol, este último tan solo es capaz de incidir de forma marginal sobre los primeros y, en particular, sobre el petróleo”.
Finalmente, considerando la caña de azúcar como materia prima alimentaria, el modelo ha revelado que la inflación del mercado del etanol no repercute en un incremento en el precio de los alimentos.
IRTA